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Cómo hacer ciencia ciudadana con la NASA

Una mano sostiene un teléfono móvil. En el fondo se aprecia un paisaje de colinas onduladas y cielo nublado.

La ciencia está hecha de granitos de arena y tú puedes aportar el tuyo desde cualquiera sea tu rincón del mundo.

Basta con que tengas un celular o una computadora con conexión a internet para embarcarte en una aventura científica. ¿Te imaginas haciendo un descubrimiento pionero en el cosmos? ¿Quieres ayudar a resolver problemas que mejoren la vida en nuestro planeta? ¿O tal vez sueñas con colaborar para resolver un antiguo misterio del universo? Todo esto, y más, es posible a través del programa de Ciencia Ciudadana de la NASA.

La NASA clasifica como ciencia ciudadana, o ciencia participativa, a los “proyectos científicos que dependen de voluntarios”, dice el Dr. Marc Kuchner, astrofísico y director del programa en la Dirección de Misiones Científicas de la agencia en Washington D. C.

Durante las últimas décadas, voluntarios ayudan a investigadores de la NASA en sus diferentes campos de estudio y de distintas maneras, según el proyecto. Pueden colaborar realizando mediciones, clasificando datos de misiones de la agencia, ayudando a la humanidad a ahondar en nuestro conocimiento del universo y de nuestro planeta natal… ¡todo cuenta!

“Así es la ciencia: es colaborativa”, dice Kuchner, quien supervisa el abanico de más de 30 proyectos de ciencia ciudadana que ofrece el programa. “Conecto al público y a los científicos para que la NASA haga más ciencia”.

El astrofísico de la NASA Marc Kuchner es pionero en el área de la ciencia participativa y hoy se desempeña como director del programa de Ciencia Ciudadana de la NASA. En 2014, Kuchner creó el proyecto Detective de discos (Disk Detective), el cual ayuda a los científicos de la NASA a estudiar cómo se forman los planetas. Kuchner también ha sido el investigador principal de algunos de los tantos proyectos de ciencia ciudadana de la agencia, pero hoy se encarga de coordinarlos y promover la participación de voluntarios en todo el mundo.
Crédito: David Friedlander

Un menú de proyectos para todos los gustos

Los científicos ciudadanos pueden ser de cualquier parte del globo, y no se limitan a los ciudadanos o residentes de Estados Unidos. Los voluntarios ayudan a la NASA en la búsqueda de planetas en otros sistemas solares, llamados exoplanetas; a clasificar nubes en nuestro cielo, a observar eclipses solares; o detectar cometas y asteroides. ¡Algunas de estas rocas espaciales incluso son nombradas en honor a voluntarios!

La participación masiva es clave en iniciativas que requieren la mayor cantidad posible de ojos humanos. “Hay proyectos científicos que no puedes hacer sin la ayuda de un gran equipo”, dice Kuchner. Por ejemplo, aquellos que necesitan grandes conjuntos de datos de telescopios espaciales. O “cosas que son físicamente grandes y se precisa gente en diferentes esquinas mirando desde diferentes ángulos”, dice.

Cita el ejemplo de Aurorasaurus, que invita a observar y clasificar auroras boreales y australes. “Tratamos de estudiarlas con satélites, pero realmente ayuda tener gente en tierra tomando fotos en todos los diferentes lugares y momentos”, explica.

“Parte de la forma en que servimos a nuestro país, y a la humanidad, es compartiendo no solo las bonitas imágenes que captan nuestros satélites, sino toda la experiencia de la ciencia”, dice Kuchner. Más de tres millones de personas participan en este programa, lo que demuestra, a su entender, que la gente quiere formar parte de lo que él denomina la “montaña rusa” de la ciencia: “Quieren vivir esa aventura con nosotros y estamos encantados de contar con ellos”.

El sueño de descubrir

“Puede uno ayudar a los científicos que hoy en día están en NASA y en otras organizaciones en todo el mundo a descubrir cosas interesantes”, dice el científico ciudadano y comunicador de ciencia Faber Burgos desde Colombia. “La verdad, siempre he soñado con hacer historia”.

Retrato del científico ciudadano Faber Burgos en su oficina..
El ciudadano científico colombiano Faber Burgos estudió Lenguas modernas de la Escuela Colombiana de Carreras Industriales y tiene un título de experto universitario en Arqueología clásica. Hoy, se dedica a divulgar contenidos de ciencia a través de sus cuentas de redes sociales, enfocándose en niños. En el 2020, él y su equipo lanzaron un globo sonda a la estratosfera con una cámara que captó la curvatura de la Tierra, con el objetivo de demostrar que la Tierra es redonda. El video de esa hazaña sobrepasa los 97 millones de vistas en su cuenta de Facebook, lo que le ha valido un récord Guinness.
Crédito: Cortesía de Faber Burgos

Desde hace cuatro años, Burgos participa en dos proyectos: la Colaboración Internacional para la Búsqueda Astronómica (IASC, por sus siglas en inglés), que indaga el firmamento en busca de asteroides potencialmente peligrosos, y Mundos del patio trasero: Planeta 9 (Backyard Worlds: Planet 9). Este último utiliza datos de la ya concluida misión Explorador de Sondeo Infrarrojos de Campo Amplio (WISE, por sus siglas en inglés) de la NASA para buscar enanas marrones y un hipotético noveno planeta.

“Hay participantes realmente increíbles en este proyecto”, dice Kuchner, quien ayudó a lanzarlo en 2015. Las misiones WISE y NEOWISE de la NASA detectaron unos dos mil millones de fuentes en el cielo. “Así que la pregunta es: entre esas muchas fuentes, ¿hay alguna nueva desconocida?”, explica.

El proyecto ya ha encontrado más de cuatro mil enanas marrones. Estos objetos del tamaño de Júpiter son bolas de gas similares a planetas, demasiado pequeñas para ser estrellas. Los voluntarios también han ayudado a descubrir un nuevo tipo de enana marrón.

Pero los participantes de este proyecto también guardan esperanza de encontrar un hipotético noveno planeta del tamaño de Neptuno, en una órbita mucho más allá de Plutón.

Concepto artístico de un planeta oscuro y azulado que orbita lejos del Sol.
El proyecto de ciencia ciudadana Mundos del patio trasero: Planeta 9 (Backyard Worlds: Planet 9) solicita la ayuda de voluntarios para buscar nuevos objetos en los límites de nuestro sistema solar. La consigna es revisar imágenes del pasado telescopio NEOWISE de la NASA en busca de dos tipos de objetos astronómicos: enanas marrones (bolas de gas del mismo tamaño que Júpiter que tienen muy poca masa para ser consideradas estrellas), y estrellas de baja masa. O, incluso, el hipotético noveno planeta de nuestro Sol, conocido como Planeta nueve, o Planeta X. La imagen muestra una representación artística de ese mundo hipotético que orbita lejos del Sol.
Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Burgos explica que las imágenes se pueden analizar fácilmente. “Si es un objeto en movimiento, pues evidentemente va a ser algo de interés”, dice. “Por lo general, cuando uno ve estas imágenes todo está quieto, pero si hay un objeto moviéndose, hay que poner ojo”. Una vez un científico ciudadano marca el objeto en toda la secuencia de imágenes, envía esa información a científicos de la NASA para la evalúen.

“Como ciudadano científico me siento feliz de poner mi granito de arena y de ojalá algún día descubrir algo muy interesante”, dice. “Es lo bonito de NASA: que invita a todo el mundo a ser científico… Acá no importa qué sea usted, sino sus ganas de aprender”.

El primer paso

Para convertirse en científico ciudadano de la NASA, se puede comenzar por visitar la página web del programa. Allí está la lista completa de proyectos disponibles con enlaces a sus respectivos sitios (algunos están disponibles en español y otros idiomas). Muchos de ellos también están en la plataforma Zooniverse, disponible desde 2006.

“Otra buena manera de participar es asistir a uno de nuestros eventos en vivo”, dice Kuchner. Estos son eventos virtuales y abiertos al público donde científicos de la NASA muestran sus proyectos y animan a la gente a sumarse. “Elige un proyecto que te guste y, si no te divierte, elige otro diferente”, aconseja. “Se pueden entablar relaciones maravillosas si te acercas a los científicos y a los demás participantes”.

Montaje que muestra a varios participantes en el Desafío de Space Apps de la NASA.
Otra manera que la gente tiene de involucrarse en la ciencia ciudadana es participar del Desafío Internacional Space Apps de la NASA, el mayor hackathon mundial que tiene lugar cada año. Este evento de dos días crea innovación a través de la colaboración internacional, proporcionando una oportunidad para que los participantes utilicen los datos libres y abiertos de la NASA y los datos basados en el espacio de los socios de agencia para hacer frente a problemas del mundo real en la Tierra y en el espacio. El próximo Desafío Internacional Space Apps de la NASA será el 4 y 5 de octubre de 2025.
Crédito: NASA

La edad no es el límite

Personas de todas las edades pueden ser científicas ciudadanas. Algunos proyectos son aptos para niños, como Nemo-Net, un juego para iPad que invita a colorear arrecifes de coral para ayudar a clasificarlos. “Me gustaría animar a los jóvenes a empezar allí, o [a atreverse con otro proyecto] con una de las personas mayores en su vida”, dice Kuchner.

La ciencia ciudadana también puede formar parte del aula. En el proyecto Cultivar más allá de la Tierra (Growing Beyond Earth), profesores y estudiantes realizan experimentos sobre el cultivo de plantas en el espacio, para misiones futuras.

De forma similar, el proyecto IASC también trabaja con institutos de secundaria en la detección de asteroides.

Foto de un estudiante regando una planta y cuidando seis pequeñas plantas dentro de una caja de cultivo iluminada en rosa.
Un estudiante riega pequeñas plantas dentro de una caja de cultivo del proyecto de ciencia ciudadana Cultivar más allá de la Tierra (Growing Beyond Earth).
Crédito: NASA

Proyectos por la comunidad, para la comunidad

GLOBE Observer es otra iniciativa con una red internacional de docentes y estudiantes. La plataforma ofrece una variedad de proyectos, muchos de ellos en español, que piden a la gente tomar datos con sus teléfonos móviles.

Entre los más populares hoy está Mapeador de hábitats de mosquitos de GLOBE (GLOBE Mosquito Habitat Mapper), que rastrea la migración y propagación de mosquitos portadores de enfermedades. “Es una forma de contribuir a salvar vidas humanas: rastreando los vectores que transmiten la malaria y el Zika, entre otros”, dice Kuchner.

Otras iniciativas observan desde la cobertura del suelo a los tipos de nubes, o aprovechan fenómenos astronómicos accesibles a todos: por ejemplo, durante el eclipse solar total de 2024, los participantes midieron la temperatura del aire con sus celulares y compartieron los datos con científicos de la NASA.

Toda la experiencia de hacer ciencia

No se necesitan estudios previos, pero muchos voluntarios terminan colaborando —o incluso liderando— investigaciones científicas. Más de 500 científicos ciudadanos de la NASA han sido coautores de publicaciones científicas.

Entre ellos está Hugo Durantini Luca, de Córdoba, Argentina, quien ha participado en 17 artículos científicos (con más en camino). Durante años “picoteó” proyectos de ciencia en busca de uno con el que pudiera colaborar activamente. Participó del primer proyecto de ciencia ciudadana de la NASA, Stardust at home, que invita a buscar partículas de polvo interestelar en colectores de la misión Stardust, usando un microscopio virtual.

Durantini Luca participó de uno de los primeros proyectos de ciencia ciudadana de la NASA, lanzado en 2006: Stardust at home (Polvo de estrellas en casa). Aún vigente, este proyecto invita a voluntarios a participar en la búsqueda de pruebas de polvo interestelar en los colectores de aerogel y papel de aluminio devueltos por la misión Stardust de la NASA, usando un microscopio virtual en línea.
Crédito: NASA/JPL

Hasta que en 2014 dio con Detective de discos (Disk Detective), un proyecto que busca discos alrededor de estrellas, donde se forman planetas. Al observar estos discos, a través de imágenes de las misiones WISE y NEOWISE de la NASA, los participantes pueden ayudar a entender cómo nacen los mundos y evolucionan los sistemas solares. “Y, de paso, si encontramos planetas o algún indicio de vida, mejor”, dice Durantini Luca.

Aunque eso sigue siendo un sueño, han hecho otros hallazgos, como un nuevo tipo de disco estelar llamado disco de Peter Pan, por parecer joven, aunque la estrella no lo es.

Foto del científico ciudadano Hugo Durantini Luca trabajando en una computadora.
El científico ciudadano Hugo Durantini Luca, de Córdoba, Argentina, cuenta que de chico leyó al famoso científico y divulgador Carl Sagan, y desde entonces “le picó el bicho” de querer aprender más sobre ciencia y astronomía. También fan de la popular serie Star Trek, Durantini Luca está especialmente interesado en la búsqueda de vida inteligente más allá de la Tierra. Además de colaborar con varios proyectos de ciencia ciudadana, el argentino trabaja como reparador de computadoras, y espera pronto retomar una asignatura pendiente: convertirse en operador de telescopios.
Crédito: Luciano García

Ciencia en persona

En 2016, Durantini Luca tuvo la oportunidad de contribuir al proyecto de Disk Detective con sus propias observaciones de una estrella cercana desde el hemisferio sur. Viajó al Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), un observatorio en San Juan, Argentina. Allí, aprendió a usar un espectrógrafo, un instrumento que desmenuza la luz estelar para analizar su composición.

Atesora esta experiencia, que le permitió estrenar una nueva habilidad: “Curiosamente, fue la primera vez en mi vida que usé un telescopio”, cuenta.

Foto del científico ciudadano Hugo Durantini Luca delante de un cartel en el que se lee «CASLEO», el nombre de un observatorio en Argentina (visto al fondo).
En 2016, el científico ciudadano Hugo Durantini Luca viajó durante 18 horas al Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), al pie de la Cordillera de los Andes. Desde allí, realizó observaciones de una estrella candidata del proyecto Disk Detective.
Crédito: Luciano García

A través de eventos en persona y virtuales, los científicos ciudadanos también construyen comunidades. Se mantienen en contacto semanalmente por diversos canales. “Hay varios que somos amigos ya, después de tantos años de chistes malos en las llamadas”, dice Durantini Luca.

“La gente me envía fotografías de cómo se conocieron”, comenta Kuchner, quien ha experimentado el impacto del programa en su propia carrera, transformado su manera de hacer ciencia: “Ha cambiado mi vida”, afirma. “La ciencia ya es genial… y esto hace que sea aún más genial”.

Por Noelia González
Centro de Vuelo Espacial Goddard, Greenbelt, MD

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Última actualización
Apr 16, 2025