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Midiendo la sequía en Sudamérica

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Mapas de la zona radicular y la humedad superficial en marzo de 2020. Crédiito de imagen: Imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA por Joshua Stevens, usando datos del GRACE del Centro Nacional de Mitigación de Sequías.

A medida que Sudamérica avanza hacia el otoño, varias partes del continente enfrentan déficits de lluvia y sequías que podrían reducir las cosechas. Los satélites gemelos de la NASA y el Centro Alemán de Investigación de Geociencias están proporcionando nuevas perspectivas de estas condiciones.

Las precipitaciones en el verano austral de 2020, y específicamente en marzo, han sido hasta un tercio por debajo de lo normal en los estados brasileños de Mato Grosso do Sul, São Paulo y Paraná, según varios noticias de prensa. Del mismo modo, el norte de Argentina, Chile, Colombia y Venezuela reportaron déficit de precipitaciones y condiciones de sequía en febrero y marzo.

El clima seco fue igualado por el calor excesivo. Según los Centros Nacionales de Información Ambiental de los Estados Unidos, Sudamérica experimentó su segundo período más cálido en 110 años de registros entre diciembre y febrero. A escala mundial, febrero de 2020 marcó el 44º mes de febrero consecutivo y el 422º mes consecutivo con temperaturas superiores a la media del siglo XX.

Los mapas de arriba muestran la humedad del suelo de la zona de raíz y el almacenamiento de aguas subterráneas poco profundas en Sudamérica al 30 de marzo de 2020. Los colores representan el percentil de humedad: es decir, cómo las cantidades de humedad del suelo y de agua subterránea se comparan con los registros a largo plazo del mes. Las zonas azules tienen más agua subterránea que de costumbre, y las zonas naranjas y rojas tienen menos.

Los mapas se basan en datos de los satélites Experimento de Recuperación Gravitatoria y Clima - Seguimiento (GRACE-FO por sus siglas en inglés), un par de naves que detectan el movimiento del agua basándose en variaciones del campo de gravedad de la Tierra. GRACE mide cambios sutiles de gravedad de un mes a otro. Las variaciones en la topografía de la tierra o las mareas oceánicas cambian la distribución de la masa de la Tierra; la adición o sustracción de agua también modifica el campo de gravedad. Esos datos se integran a otras observaciones tomadas desde tierra empleando un modelo matemático de los procesos de agua y energía en la superficie terrestre.

Tras haber proporcionado esos mapas a los Estados Unidos desde 2012, el equipo del GRACE acaba de empezar a publicar mapas semanales de aguas subterráneas y humedad del suelo globales. Son distribuidos en línea por el Centro Nacional de Mitigación de la Sequía de la Universidad de Nebraska-Lincoln (UNL).

"Los productos globales son importantes porque hay muy pocos mapas de sequía en todo el mundo", explicó Matt Rodell, hidrólogo y jefe del proyecto del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. "Las sequías suelen ser bien conocidas cuando ocurren en las naciones desarrolladas. Pero cuando hay una sequía en África central, por ejemplo, puede que no se note hasta que cause una crisis humanitaria. Así que es valioso tener un producto como este, que permita decir: vaya, está realmente seco allí y nadie lo reporta”.

Monitorear la humedad del suelo es esencial para administrar los cultivos agrícolas y predecir sus rendimientos porque la humedad del suelo representa el agua disponible para las raíces de las plantas. Las aguas subterráneas suelen ser la fuente de agua para el riego de los cultivos, y también sustentan los arroyos durante los períodos de sequía.

"La sequía es realmente un tema clave para muchas proyecciones del clima y el cambio climático. El énfasis está en obtener información más relevante, precisa y oportuna sobre la sequía, ya sea de la humedad del suelo, la salud de los cultivos, las aguas subterráneas o el flujo de agua, y las misiones GRACE son fundamentales para ello,", afirmó Brian Wardlow, director del Centro de Tecnologías Avanzadas de Información para la Gestión de Tierras de la UNL. "Estos tipos de herramientas son absolutamente esenciales para ayudarnos a abordar y contrarrestar algunos de los impactos previstos, ya sea por el crecimiento de la población, el cambio climático, o simplemente el aumento del consumo de agua en general.

Escrito por Michael Carlowicz, Observatorio de la Tierra, y Ellen Gray, equipo de Noticias de Ciencias de la Tierra de la NASA