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Frente a la costa de Ecuador, el archipiélago de Galápagos emerge del mar. Lo conforman 19 islas, islotes y rocas que se formaron hace cuatro millones de años a través de procesos volcánicos aún en marcha. Las características ecológicas de Galápagos hacen de este lugar un ecosistema rico en biodiversidad y endemismo que atrae a científicos de todo el mundo para su estudio.
Los cambios en el océano, los animales en peligro de extinción, el cambio climático, la actividad volcánica y la erosión costera son algunos de los problemas que enfrenta este laboratorio natural que alberga sobre 9.000 especies de animales y plantas. Pero el desconocimiento que tienen gran parte de los galapagueños sobre el medioambiente que les rodea podría ser el más inminente de todos.
Esta situación es mayormente preocupante entre la población infantil de las islas, ya que, si los niños y niñas desconocen su patrimonio natural, ¿cómo podrán protegerlo en el futuro?
El programa educativo Galápagos Infinito, con el que la NASA colabora, atiende esta problemática. Por medio de un aprendizaje experiencial, la iniciativa busca que estudiantes de 11 y 12 años, de las cuatro islas habitadas de Galápagos, conozcan su territorio, se conecten con el mar y fortalezcan su cultura isleña.
“Los niños en Galápagos están aislados, porque viven en diferentes islas y no las conocen todas. Es muy costoso moverse de una isla a la otra, por lo que no tienen una noción de dónde están y de cómo el lugar en que viven se relaciona con otros lugares del mundo”, explica la científica Noémi d’Ozouville, coordinadora de la iniciativa.
Para Emiliano Rodríguez Nuesch, director de la agencia de comunicación de riesgo Pacífico —organización que habilitó el programa junto con la Fundación Naveducando—, aprender sobre sus islas no solo les permitirá a los futuros conservacionistas de Galápagos prepararse para posibles amenazas, sino que también les ayudará a tomar mejores decisiones ambientales.
“Es importante que conozcamos el paraíso en el que vivimos para poder cuidarlo. Aquí, no muchos niños saben sobre Galápagos, y deberían conocer sobre sus islas, pues son un lugar único”, cuenta Sofía Carrick Salinas, una niña de 11 años residente en la isla San Cristóbal y participante de la iniciativa.
Una de las formas en la que estudiantes como Sofía pueden estar conscientes de sus territorios es a través de la información geoespacial. Y así es cómo la NASA, por medio de su Programa de Desastres de la división de Ciencias Aplicadas de la Tierra, ha podido aportar a la misión de Galápagos Infinito.
Aprendiendo con datos geoespaciales de la NASA
“En el Programa de Desastres de la NASA, nos interesa que todos los niños de Galápagos entiendan sus territorios, las amenazas, sus ecosistemas y cómo la información geoespacial les puede servir para tomar decisiones. Así, se puede garantizar la sobrevivencia de las futuras comunidades”, comenta Ricardo Quiroga, coordinador del Programa de Desastres para las Américas, que incluye a toda Latinoamérica y el Caribe.
Desde hace más de 50 años, la NASA recibe diariamente datos geoespaciales provenientes de satélites que orbitan la Tierra. A través del tiempo, la agencia ha observado varios tipos de alteraciones en el planeta: desde la expansión de los océanos hasta cambios en las temperaturas.
Esta información geoespacial no solo ayuda a los científicos a buscar nuevas maneras de proteger la Tierra, sino que también beneficia a programas como Galápagos Infinito.
En una videoconferencia que ofreció Quiroga en enero de 2021, más de 500 estudiantes de la iniciativa recibieron datos sobre las temperaturas de los océanos y exploraron su archipiélago utilizando el Portal de Mapeo de Desastres de la NASA. Este ejercicio les permitió visualizar y evaluar los impactos del cambio climático en el ecosistema de sus islas.
“Les mostré toda la colección de imágenes que la Estación Espacial Internacional (EEI) ha capturado de las islas Galápagos. Ahí, pudieron aprender sobre la naturaleza de su territorio y las posibles amenazas que hay en la zona, como los volcanes y la corriente de Humboldt”, indica el investigador.
Islas aisladas conectando con una nave aislada
De igual manera, en enero de 2021, los integrantes del programa educativo se conectaron en directo con el astronauta de la NASA Victor J. Glover, mientras se encontraba a bordo de la EEI. En este evento, los estudiantes preguntaron sobre las investigaciones en microgravedad, la vista de Galápagos desde el espacio y la vida en la estación orbital, entre otros temas.
“Fue una experiencia enriquecedora. Hablar con el astronauta fue muy increíble y me sentí privilegiada. Agradezco a Galápagos Infinito y a la NASA por hacer posible este aporte para la niñez de mis islas”, sostiene Camila Yuquilema Villalta, de 12 años y residente en la isla Isabela, quien le preguntó a Glover cómo se utilizan los satélites para prevenir desastres.
“Aprendí que nada es imposible, ya que es grandioso cómo el astronauta podía hablar con nosotros desde el espacio mientras estábamos aquí en la Tierra”, expresa la estudiante Carrick Salinas, quien en un futuro aspira a ser bióloga marina.
De esta forma, los estudiantes se relacionaron con la NASA y fueron motivados a desempeñar roles de liderazgo en sus comunidades y carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. “Pero también se les alentó a que se conviertan en parte de la solución y de un nuevo paradigma de convivencia del ser humano con su territorio”, subraya Quiroga.
Importancia de acercar a los estudiantes al mar
“El mar es una fuente de vida que nos provee de mucha diversidad única. Por lo tanto, es parte fundamental de nuestro ecosistema y del mundo entero”, dice la estudiante Yuquilema Villalta, quien en un futuro quisiera ser parte de la tripulación de un barco para cuidar de su isla y el mar que la rodea.
La Tierra es un sistema integrado, en el que todos los subsistemas están enlazados entre sí y donde el cambio de uno afecta a otros. El océano está conectado con la meteorología y la atmósfera, entre otros subsistemas. Al vivir en islas, es indispensable que los estudiantes sepan cómo funciona el ecosistema marino a su alrededor.
“En Galápagos, los cambios que más notamos son los del clima, porque el clima está estrechamente vinculado con las condiciones del mar. Cuando el océano se enfría mucho, tenemos temporada fría; cuando se calienta, tenemos más lluvias”, informa la coordinadora d’Ozouville.
Por esta razón, Galápagos Infinito acerca a los estudiantes al mar por medio de actividades como recorridos en barco por las islas y clases de vela y de surf. Asimismo, han participado en transmisiones en directo para conectarlos con otros ecosistemas marinos. Por ejemplo, vieron cómo los robots submarinos del Instituto Oceánico Schmidt estudian los corales del fondo del mar.
“El mar tiene calidades y características muy especiales. Siendo una comunidad isleña, es importante que los niños tengan la capacidad de relacionarse con el ambiente marino, ya que vivir cerca del mar ofrece nuevas perspectivas”, destaca d’Ozouville.
De hecho, el nombre de Galápagos Infinito proviene de esa visión de ampliar la perspectiva de los niños y niñas con las innumerables riquezas que existen dentro del mar.
“Las islas son un lugar muy especial, y Galápagos Infinito intenta reflejar eso”, dice Rodríguez Nuesch. “La diversidad de ecosistemas y especies únicas que hay en Galápagos va a seguir siendo infinita siempre que la cuidemos”.
Texto: Misael Andrés Pagán-Chárriez
Entrevistas: Misael Andrés Pagán-Chárriez y Noelia González
Centro de Vuelo Espacial Goddard, Greenbelt, Maryland