El instrumento LMS a bordo del módulo de aterrizaje Blue Ghost se dirigió a la región Mare Crisium de la Luna a mediados de enero.

Como parte de su campaña Artemis, la NASA está desarrollando una serie de envíos y misiones lunares cada vez más complejos para, a largo plazo, desarrollar una presencia humana sostenida en la Luna durante las próximas décadas. Mediante la iniciativa de Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar (CLPS, por sus siglas en inglés) de la agencia, el módulo de aterrizaje Blue Ghost del proveedor comercial Firefly se dirigió a la región Mare Crisium de la Luna para una misión de 14 días de este módulo, el cual transporta instrumentos científicos y tecnología de la NASA que ayudará a comprender el subsuelo lunar en un lugar que no había sido explorado anteriormente.
Desarrollado por el Instituto de Investigación del Sudoeste (SwRI, por sus siglas en inglés), la Sonda Magnetotelúrica Lunar (LMS, por sus siglas en inglés) de la NASA explorará el interior lunar a profundidades de hasta 1.127 kilómetros (700 millas), una distancia que representa dos tercios del camino hacia el centro de la Luna. Las mediciones arrojarán luz sobre la diferenciación y la historia térmica de nuestra Luna, lo que es una piedra angular para comprender la evolución de los mundos sólidos.
El método magnetotelúrico utiliza las variaciones naturales en los campos eléctricos y magnéticos de la superficie para calcular la facilidad con la que fluye la electricidad en los materiales del subsuelo, lo que permite revelar su composición y estructura.
“Durante más de 50 años, los científicos han utilizado la magnetotelúrica en la Tierra para una amplia variedad de propósitos, incluso para encontrar petróleo, agua y recursos geotérmicos y minerales, así como para comprender procesos geológicos como el crecimiento de los continentes”, dijo el doctor Robert Grimm, científico de SwRI, quien es el investigador principal a cargo de LMS. “El instrumento LMS será la primera aplicación extraterrestre de la magnetotelúrica”.
Mare Crisium es una antigua cuenca de impacto de 563 kilómetros (350 millas) de diámetro que posteriormente se llenó de lava, creando una mancha oscura en la Luna que es visible desde la Tierra. Los primeros astrónomos que denominaron “maria” (mares en latín) a las manchas oscuras de la Luna, las confundieron con mares reales.
Mare Crisium está separado de las grandes regiones conectadas de lava oscura que se encuentran al oeste, donde aterrizaron la mayoría de las misiones Apolo. Ahora se cree que estas vastas llanuras de lava conectadas son estructural y compositivamente diferentes del resto de la Luna. Desde este punto de vista apartado, el LMS podría proporcionar las primeras mediciones geofísicas representativas de la mayor parte de la Luna.
El instrumento LMS expulsa cables con electrodos en ángulos de 90 grados entre sí y distancias de hasta 10 metros (60 pies). Este instrumento mide los voltajes a través de pares opuestos de electrodos, de manera muy similar a las sondas de un voltímetro convencional. El magnetómetro se despliega mediante un mástil extensible para reducir la interferencia proveniente del módulo de aterrizaje. El método magnetotelúrico revela un perfil vertical de la conductividad eléctrica, proporcionando información sobre la temperatura y la composición de los materiales penetrados en el interior lunar.
“Los cinco subsistemas individuales de LMS, junto con los cables de conexión, pesan cerca de 6,4 kilogramos (14 libras) y consumen alrededor de 11 vatios de energía”, dijo Grimm. “Mientras está almacenado, cada electrodo está rodeado por una ‘bola de hilo’ de cable, por lo que el conjunto es casi esférico y del tamaño de una pelota de softbol”.
El financiamiento y el envío final a la superficie lunar de la carga útil de LMS fue realizado mediante la iniciativa CLPS de la NASA. El Instituto de Investigaciones del Sudoeste (SwRI), con sede en San Antonio, Texas, construyó la electrónica central y dirige la investigación científica. El Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, proporcionó el magnetómetro de LMS para medir los campos magnéticos y Heliospace Corp. proporcionó los electrodos que se utilizan para medir los campos eléctricos.
Bajo el modelo de CLPS, la NASA invierte en servicios de envíos comerciales a la Luna para permitir el crecimiento de la industria y apoyar la exploración lunar a largo plazo. La NASA, que actualmente es el cliente principal para los envíos de CLPS, tiene como objetivo ser uno de los muchos clientes de esta iniciativa en vuelos futuros. El Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA en Huntsville, Alabama, gestiona el desarrollo de siete de las 10 cargas útiles de CLPS que fueron transportadas a bordo del módulo de aterrizaje lunar Blue Ghost de Firefly.
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