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2000-2023
Belice es un pequeño país de Centroamérica situado al este de Guatemala, a lo largo del océano Atlántico. Alrededor del 62 por ciento de sus suelos están cubiertos por bosques, lo que lo convierte en uno de los países más boscosos de Centroamérica.
En los suelos de piedra caliza de la parte norte del país prosperan los bosques caducifolios de hoja ancha, mientras que en las regiones húmedas del sur se desarrollan las selvas tropicales. Los manglares bordean la costa hacia el este del país y los bosques de pinos crecen en las zonas con suelos ácidos y bien drenados de las montañas mayas al suroeste.
Sin embargo, en las últimas décadas, estas zonas boscosas han perdido terreno. Según los datos de pérdida de cobertura forestal recopilados por los satélites Landsat y procesados por el Laboratorio de Análisis y Descubrimiento Global de Tierras (GLAD, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Maryland, entre 2001 y 2023 Belice perdió 3.020 kilómetros cuadrados (1.170 millas cuadradas) de cobertura forestal, lo que representa una disminución del 17 por ciento. Esa es un área cercana al tamaño del estado de Rhode Island en Estados Unidos.
Algunos de los cambios más notables han ocurrido en el centro y norte de Belice, en el distrito de Orange Walk, la zona que se muestra en el mapa a continuación. La pérdida de cobertura forestal más antigua se ve de color morado, mientras que la tala más reciente se ve de color amarillo. Las características rectangulares dispersas a lo largo de las imágenes son pastizales o tierras de cultivo, dijo Emil Cherrington, un científico de la NASA que ha investigado las tendencias de la cubierta forestal de Belice como parte de su trabajo con el programa SERVIR, una iniciativa conjunta de la NASA y la agencia USAID. En esta zona, muchas granjas cultivan caña de azúcar. La producción de este cultivo, cada vez más popular en Belice, casi se ha duplicado entre 2010 y 2020, y ahora representa alrededor del ocho por ciento del PIB del país.
En esta zona, la actividad agropecuaria de las comunidades menonitas es otro importante factor que impulsa la pérdida de los bosques, especialmente en los terrenos más grandes. Los menonitas comenzaron a migrar hacia las comunidades de Shipyard y Blue Creek en 1958, con el objetivo de construir comunidades agrícolas productivas y vivir en relativo aislamiento. A medida que la población creció con el paso de las décadas, las tierras de cultivo se volvieron escasas. Esto impulsó el establecimiento de nuevas comunidades al sur, en Indian Creek (1991), y al este, en Neuland (2011), y condujo a la tala de muchas parcelas grandes de bosque. Las granjas menonitas suelen combinar los cultivos agrícolas y la ganadería, incluyendo productos como hortalizas, frutas, leche, queso, aves de corral, ganado vacuno y cerdos.
La mayor parte de la pérdida de bosques que se muestra en este mapa es producto de la tala intencional por parte de los agricultores para los cultivos o la ganadería. Sin embargo, los bosques degradados por otros factores —como incendios, invasiones de insectos o huracanes— también pueden verse en estos datos como pérdida de cobertura forestal, dijo Santos Chicas, un científico beliceño especializado en teledetección que trabaja en la Universidad de Kyushu y que ha estudiado la susceptibilidad de Belice a los incendios forestales. Las pérdidas forestales provocadas por estos otros factores generalmente se observan en los terrenos que aparecen con manchas y que son menos rectilíneos que los bosques talados para la agricultura y la ganadería.
Una de las zonas donde ocurrió la pérdida de bosques más grande dentro de un área protegida ocurrió en la Reserva Forestal Mountain Pine Ridge, en el centro-sur de Belice. Landsat observó allí un cambio generalizado debido a una violenta invasión de gorgojos (escarabajos) de los pinos que acabó con tanto como el 90 por ciento de los pinares de esta reserva entre los años 2000 y 2002. En los años siguientes, esta mortandad fue seguida por olas de incendios forestales, a menudo desatados por la caída de rayos. Los administradores de estas reservas también llevaron a cabo con regularidad quemas controladas para proteger el ecosistema de incendios forestales grandes y destructivos.
“Otros ecosistemas susceptibles a los incendios son las sabanas de tierras bajas y las selvas tropicales con árboles de hoja ancha, especialmente en los meses de abril y mayo, durante los años secos”, dijo Chicas. “Los incendios pueden escapar del control de los agricultores, quienes los utilizan como una forma de manejo de las tierras”.
Los investigadores están observando cierta evidencia de que la tasa de deforestación —excluyendo la pérdida de bosques relacionada con incendios forestales, plagas de insectos u otros factores naturales— está tendiendo a la baja. En un estudio publicado en 2010, Cherrington estimó que Belice perdió cerca de 100 kilómetros cuadrados (40 millas cuadradas) de bosque al año entre 1980 y 2010.
“Nuestras cifras más recientes muestran que la tasa de pérdida de los bosques se ha reducido a unos 80 kilómetros cuadrados al año durante la última década, lo que representa una mejoría, pero una mejoría modesta”, dijo Edgar Correa, funcionario del Departamento Forestal de Belice. Correa añadió que estas cifras deben disminuir aún más para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible para 2030 adoptados por todos los estados miembros de las Naciones Unidas en 2015.
Para ayudar a avanzar hacia esos y otros objetivos establecidos como parte de los acuerdos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Cherrington ha trabajado en estrecha colaboración con SERVIR a fin de compartir información, herramientas y experiencia de la NASA con las agencias de monitoreo forestal y marino de Belice. Por ejemplo, en 2023, SERVIR llevó a cabo un taller con el Departamento Forestal de Belice que estuvo dirigido al desarrollo de enfoques para integrar la clasificación automatizada de tierras y la información de detección de cambios de Landsat, incluyendo una herramienta de cartografía llamada LandTrendr, en el sistema nacional de monitoreo forestal de Belice. La fotografía anterior muestra a los participantes de ese taller observando un mapa de validación de la cubierta terrestre en la Reserva Forestal Mountain Pine Ridge.
“Uno de los patrones que se desprende claramente de los datos satelitales es la manera en que las zonas protegidas de Belice han sido tan efectivas para evitar la deforestación en la mayoría de las regiones”, dijo Cherrington. Como se observa en el mapa al inicio de esta página, Belice tiene decenas de áreas protegidas —entre las que se incluyen parques nacionales, reservas naturales, monumentos naturales, reservas forestales y santuarios de vida silvestre— que sirven como una zona de protección bien definida contra la pérdida de los bosques.
Existen algunas excepciones. “Vemos algunas zonas, generalmente a lo largo de la frontera con Guatemala, donde la gente hace incursiones en las áreas protegidas para criar ganado y practicar la tala y quema agrícola”, dijo Chicas, quien ha utilizado Landsat para hacer seguimiento de este fenómeno en las montañas mayas al sureste de Belice.
“Sin duda, quedan grandes desafíos para Belice”, añadió Cherrington. “Pero este es un país donde veo un profundo interés en un amplio espectro de la sociedad y del gobierno en aprovechar los datos de teledetección para mantener intactos estos bosques”.
Imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA por Wanmei Liang, utilizando datos de la pérdida de los bosques de la Universidad de Maryland y de las áreas protegidas provenientes de la plataforma de datos Protected Planet. Fotografía por cortesía de Emil Cherrington (NASA/SERVIR). Reportaje por Adam Voiland.
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