La ubicación del desierto de Atacama, entre la cordillera de los Andes al este y la fría corriente de Humboldt, frente a las costas de Perú y Chile, al oeste, lo convierte en uno de los lugares más áridos de la Tierra. La cordillera produce una sombra de la lluvia, mientras que la corriente enfría el aire lo suficiente como para limitar la evaporación y el desarrollo de nubes.
Pero ocasionalmente, los ciclones de núcleo frío que se desplazan hacia las latitudes bajas (depresiones aisladas en niveles altos) atraviesan estas defensas y traen lluvia o nieve a la región. Eso fue lo que sucedió el 25 de junio de 2025, cuando una rara tormenta de nieve cubrió de blanco gran parte de la zona de mayor altitud en el desierto del Altiplano. También produjo intensas lluvias más al sur.
“Las depresiones aisladas en niveles altos son más frecuentes en las zonas subtropicales, pero de vez en cuando pueden llegar al norte de Chile, donde dan razón de la mayor parte de las precipitaciones invernales en Atacama”, explicó René Garreaud, científico atmosférico de la Universidad de Chile.
Entre los lugares que recibieron nieve se encontraba el llano de Chajnantor en el norte de Chile. Esta meseta, situada a más de 5.000 metros (16.000 pies) sobre el nivel del mar, tiene cielos excepcionalmente despejados y secos, cualidades que han ayudado a convertirla en un centro de investigación astronómica.
Según informes de prensa, el Gran Conjunto Milimétrico/Submilimétrico de Atacama (ALMA, por sus siglas en inglés), uno de los radiotelescopios más potentes de la Tierra, tuvo que suspender temporalmente sus operaciones después de la nevada, que algunos meteorólogos describieron como la primera en caer en la región en más de una década. (Esta región también tuvo un evento de nevadas intensas en 2011).
El Espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS, por sus siglas en inglés) a bordo del satélite Terra de la NASA capturó una imagen (arriba a la izquierda) de la nevada del 26 de junio de 2025, el día después de la tormenta. El mismo sensor captó la segunda imagen del 16 de julio de 2025. Las imágenes tienen color añadido para ayudar a diferenciar entre las zonas de nieve y hielo (en azul) y las nubes de agua (en blanco). El Generador operacional de imágenes de tierra 2 (OLI 2, por su acrónimo en inglés) a bordo de Landsat 9 capturó una vista más detallada y en color natural de la nieve que quedaba en la meseta el 10 de julio de 2025 (abajo).
Sin embargo, como se ve en las imágenes, la nieve no suele durar mucho tiempo, incluso en esta región de gran altitud. Esto se debe en parte a que en esta región se observan algunos de los niveles más altos de irradiancia solar en la Tierra, según revelan las observaciones satelitales y terrestres. Este entorno árido fomenta la pérdida de nieve al impulsar la sublimación, o la transformación de la nieve directamente al estado gaseoso. El aire despejado, la gran altitud, la presencia de ciertos tipos de nubes y la ubicación del Altiplano en el hemisferio sur contribuyen a esta irradiancia solar inusualmente alta.
Aunque las imágenes satelitales mostraron que quedaba algo de nieve en el suelo el 16 de julio, gran parte había desaparecido. Una cámara de visión en vivo y publicaciones de investigadores que visitan los telescopios del Observatorio ALMA mostraban que lo que había quedado estaba principalmente en los sectores bajos y resguardados, los cuales se encuentran a la sombra durante parte del día.
Imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA por Wanmei Liang, utilizando datos de Landsat provenientes del Servicio Geológico de Estados Unidos y datos de MODIS del sistema EOSDIS/LANCE y de GIBS/Worldview de la NASA. Reportaje por Adam Voiland.
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