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Una alimentación saludable beneficia al cuerpo humano, tanto en la Tierra como en el espacio. Así como una dieta saludable puede ayudar a mejorar el rendimiento deportivo, una buena nutrición podría contribuir a que los astronautas se adapten mejor al estrés de los vuelos espaciales.
Pero, ¿cómo podría una alimentación saludable cambiar la fisiología de los astronautas? Para responder a esto, Grace Douglas, científica principal del proyecto de Tecnología Avanzada de Alimentos en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, lleva a cabo un estudio sobre los efectos fisiológicos de la comida a bordo de la Estación Espacial Internacional.
Douglas y otros investigadores están evaluando cómo la dieta actual de los vuelos espaciales —una oferta saludable bajo cualquier criterio de evaluación— se compara con una dieta de vuelo espacial “mejorada”: llena de alimentos ricos en nutrientes como flavonoides, licopeno y ácidos grasos omega 3. ¿Cómo afecta una alimentación así al sistema inmunitario, el microbioma intestinal y la nutrición? Se sabe que estos factores se influyen entre sí, y los investigadores quieren descubrir cómo lo hacen.
Los participantes en el estudio reciben una consulta antes de su misión, a fin de ayudar a crear una dieta mejorada para los vuelos espaciales. Esta es generalmente más diversa en alimentos ricos en compuestos bioactivos —específicamente frutas, verduras y pescado— que la comida estándar en los vuelos espaciales. Aunque todos estos alimentos deben tener un tiempo de vida estable durante varios años a temperatura ambiente para ser compatibles con los requisitos del sistema de alimentación de la estación espacial, existe una variedad de opciones disponibles, como la calabaza liofilizada [deshidratada por congelación y sublimación] o el pescado con salsa de mango.
El estudio funciona así: los astronautas participantes consultan con el equipo de Douglas para desarrollar una dieta mejorada que se adapte a ellos. Se adhieren a esta a bordo de la estación espacial, registrando su ingesta diaria de alimentos. Cada semana, los participantes discuten su alimentación con un miembro del equipo de Douglas, quien proporciona comentarios sobre su estado de nutrición y les da información para ayudarles a cumplir continuamente con los requisitos. Se toman muestras de sangre, orina, saliva y heces antes, durante y después del vuelo espacial. El equipo sigue los cambios en estas muestras y signos vitales en el transcurso de la misión para identificar cualquier beneficio observado para la salud de un astronauta determinado.
Se necesitan ocho individuos en total para el estudio. El astronauta e ingeniero de vuelo de la NASA Frank Rubio está contribuyendo actualmente al estudio como miembro de la tripulación de la Expedición 68. Victor Glover, astronauta de la tripulación Crew 1 de SpaceX de la NASA e ingeniero de vuelo de la Expedición 64, contribuyó durante su estancia a bordo de la estación espacial, al igual que el astronauta de la Expedición 63, Chris Cassidy.
Los resultados de la investigación ayudarán a los investigadores de la NASA a determinar cómo una dieta mejorada afecta la fisiología humana y la forma en que esos cambios fisiológicos mejoran la adaptabilidad humana a los vuelos espaciales. Los resultados también proporcionarán evidencia para hacer intervenciones alimentarias que sustenten resultados beneficiosos en el sistema inmunitario, el microbioma y la nutrición de las tripulaciones.
Hay otro conjunto de factores a considerar: las futuras naves espaciales probablemente tendrán una cantidad limitada de espacio interior, que debe apoyar a las tripulaciones para misiones más largas. Para sustentar los vuelos, es posible que la carga pesada deba mantenerse al mínimo. Al decidir qué llevar, “se suele considerar reducciones de alimentos, ya que son unos de los mayores factores causantes de masa y volumen en las misiones”, explicó Douglas. “Muchos de los alimentos más saludables también son los menos densos en calorías. Necesitamos proporcionar evidencia para la salud del sistema alimentario y el intercambio entre riesgo de rendimiento y recursos para informar estas decisiones del programa”.
El Programa de Investigación Humana (HRP, por sus siglas en inglés) de la NASA se dedica a descubrir los mejores métodos y tecnologías para apoyar los viajes espaciales humanos seguros y productivos. Mediante las investigaciones científicas llevadas a cabo en laboratorios, análogos terrestres y la Estación Espacial Internacional, HRP estudia cómo los vuelos espaciales afectan el cuerpo y el comportamiento humano. Investigaciones como estas impulsan la búsqueda de HRP para innovar formas de mantener a los astronautas saludables y listos para su misión a medida que los viajes espaciales se expanden a la Luna, Marte y más allá.
El experimento Fisiología de los Alimentos está dirigido por la investigadora principal Grace Douglas, del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston. Proyectos Médicos de la EEI (ISS Medical Projects), en el centro Johnson, gestiona la implementación del experimento. El Centro de Investigación Ames de la NASA, en Silicon Valley, California, supervisa la parte de vuelo del proyecto. El experimento está copatrocinado por HRP y el Programa de Biología Espacial de la NASA. Fisiología de los Alimentos comenzó con la Expedición 61 de la Estación Espacial Internacional, que fue lanzada el 25 de septiembre de 2019.
Nathan Cranford
Jennifer L. Turner
Comunicaciones Estratégicas del Programa de Investigación Humana de la NASA
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