Cómo la NASA hizo seguimiento a la tormenta solar más intensa en décadas
Mayo de 2024 ya ha demostrado ser un mes especialmente tormentoso para nuestro Sol. Durante todo el transcurso de la primera semana de mayo, un bombardeo de grandes erupciones solares y eyecciones de masa coronal (EMC) lanzaron hacia la Tierra nubes de partículas cargadas y campos magnéticos, creando la tormenta solar más fuerte que ha llegado a la Tierra en dos décadas, y posiblemente una de las exhibiciones de auroras más intensas registradas en los últimos 500 años.
“Estaremos estudiando este suceso durante años”, dijo Teresa Nieves Chinchilla, directora interina de la Oficina de Análisis de Meteorología Espacial del programa De la Luna a Marte de la NASA. “Esto nos ayudará a poner a prueba los límites de nuestros modelos y nuestra comprensión de las tormentas solares”.
Esto nos ayudará a poner a prueba los límites de nuestros modelos y nuestra comprensión de las tormentas solares
TERESA NIEVES CHINCHILLA
Dir. interina de la Oficina de Análisis de Meteorología Espacial del programa De la Luna a Marte de la NASA
Viajando a velocidades de hasta 4,8 millones de kilómetros por hora (tres millones de millas por hora), las EMC se agruparon en ondas que llegaron a la Tierra a partir del 10 de mayo, creando una tormenta geomagnética de larga duración que alcanzó una clasificación de G5, el nivel más alto en la escala de tormentas geomagnéticas, y uno que no se había visto desde 2003.
“En gran medida, todas las EMC llegaron a la vez, y las condiciones fueron las adecuadas para crear una tormenta verdaderamente histórica”, dijo Elizabeth MacDonald, líder de ciencia ciudadana heliofísica de la NASA y científica espacial en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.
Cuando la tormenta llegó a la Tierra, creó auroras brillantes que se observaron en todo el mundo. Las auroras incluso fueron visibles en latitudes inusualmente bajas, incluyendo el sur de Estados Unidos y el norte de la India. Las auroras más fuertes fueron observadas la noche del 10 de mayo y continuaron iluminando los cielos nocturnos durante todo el fin de semana. Miles de informes enviados al sitio web de ciencia ciudadana Aurorasaurus, financiado por la NASA, están ayudando a los científicos a estudiar el fenómeno para aprender más sobre las auroras.
“Las cámaras, incluso las cámaras normales de los teléfonos celulares, son mucho más sensibles a los colores de la aurora que en el pasado”, dijo MacDonald. “Al recopilar fotos provenientes de diferentes partes del mundo, tenemos una enorme oportunidad de aprender más sobre las auroras por medio de la ciencia ciudadana”.
Según una medida de la fuerza de la tormenta geomagnética, llamada índice de tiempo de perturbación de tormenta (o índice Dst), que se remonta a 1957, esta tormenta fue similar a las históricas tormentas de 1958 y 2003. Y con informes de auroras que fueron visibles a tan solo 26 grados de latitud magnética, esta reciente tormenta podría competir con algunos de los avistamientos de auroras en las latitudes más bajas registrados en los últimos cinco siglos, aunque los científicos aún están evaluando esta clasificación.
“Es un poco difícil calibrar las tormentas a lo largo del tiempo porque nuestra tecnología está cambiando constantemente”, dijo Delores Knipp, profesora e investigadora en el Departamento de Ciencias de Ingeniería Aeroespacial Smead e investigadora asociada sénior en el Observatorio de Gran Altitud del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas (NCAR, por sus siglas en inglés) en Boulder, Colorado. “La visibilidad de la aurora no es la medida perfecta, pero nos permite hacer comparaciones en el transcurso de los siglos”.
MacDonald anima a la gente a seguir enviando informes de auroras a Aurorasaurus.org, y señala que incluso los no avistamientos son valiosos para ayudar a los científicos a comprender la magnitud de este acontecimiento.
Previo a la tormenta, el Centro de Predicciones de Meteorología Espacial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica —el cual es responsable de pronosticar el impacto de las tormentas solares— envió notificaciones a los operadores de redes eléctricas y satélites comerciales para ayudarles a mitigar los posibles impactos.
Las advertencias ayudaron a muchas misiones de la NASA a prepararse para la tormenta, y algunas naves espaciales apagaron preventivamente ciertos instrumentos o sistemas para evitar problemas. El satélite ICESat 2 de la NASA, que estudia las capas de hielo polares, entró un estado de hibernación conocido como modo seguro, probablemente debido al aumento de la resistencia aerodinámica a causa de la tormenta.
Pensando en el futuro
Contar con mejores datos acerca de cómo los fenómenos solares influyen en la atmósfera superior de la Tierra es crucial para comprender el impacto de las condiciones meteorológicas del espacio en los satélites, las misiones tripuladas y la infraestructura terrestre y espacial. Hasta la fecha, solo existen unas pocas mediciones directas limitadas en esta región. Pero pronto vendrán más. Las futuras misiones de la NASA, como la Constelación de Dinámica Geoespacial y el Acoplamiento Dinámico Neutro Atmósfera-Ionosfera podrían observar y medir con exactitud cómo responde la atmósfera de la Tierra a los flujos de energía que ocurren durante tormentas solares como esta. Tales mediciones también serán valiosas a medida que la NASA envíe astronautas a la Luna con las misiones Artemis y, más adelante, a Marte.
La región solar responsable de las recientes condiciones tormentosas de la atmósfera ahora está girando alrededor de la parte posterior del Sol, donde sus impactos no pueden llegar a la Tierra. Sin embargo, eso no significa que la tormenta haya terminado. El Observatorio de Relaciones Solares-Terrestres (STEREO, por sus siglas en inglés) de la NASA, actualmente situado a unos 12 grados por delante de la Tierra en su órbita, continuará observando la región activa un día más después de que ya no sea visible desde la Tierra.
“La región activa apenas está comenzando a aparecer en el campo de visión de Marte”, dijo Jamie Favors, director del Programa de Meteorología Espacial de la NASA en la sede de la agencia en Washington. “Ya estamos empezando a captar algunos datos en Marte, así que esta historia no hace más que continuar”.
Por Mara Johnson-Groh
Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, Greenbelt, Maryland
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