El científico de la NASA ahonda en el programa que permite a estudiantes hispanos y latinos participar de investigaciones de la agencia.
¿Cuál es tu nombre y cuál es tu trabajo en OCEANOS?
Mi nombre es Juan Torres-Pérez. Soy científico investigador del Centro de Investigación Ames de la NASA en la división de Ciencias de la Tierra, en la rama de ciencias de la biósfera. Soy el investigador principal de OCEANOS un programa cuyas siglas [pronunciadas “océanos”] significan Participación y concientización de la comunidad oceánica utilizando observaciones e investigaciones de la Tierra de la NASA para estudiantes hispanos y latinos.
¿Cuál es la importancia de un programa como OCEANOS, particularmente en Puerto Rico?
Cuando observamos las estadísticas en Estados Unidos, la comunidad hispana y latina es una de las minorías más grandes en la región continental y las jurisdicciones de ese país, como Puerto Rico. Pero en las geociencias, el porcentaje de hispanos y latinos es muy, muy pequeño, incluso en Puerto Rico. Entonces ahí es donde quisimos proponer un proyecto como OCEANOS: para obtener la participación en geociencia de los estudiantes hispanos y latinos en Puerto Rico. En específico, involucrar a los estudiantes en la oceanografía y el uso de la teledetección y los datos de la NASA para estudiar los ecosistemas marinos costeros.
¿Cuáles son algunas de las actividades que los estudiantes realizan como parte del programa?
Por ejemplo, aquí en Culebra, los estudiantes estudian los arrecifes de corales y sus diferentes componentes. ¿Cuál era el estado de los corales per se? Las diferentes especies de coral y su estado. También están haciendo perfiles de playas, para medir si las playas se han reducido con el tiempo.
Otra de las cosas que están haciendo es medir la calidad del agua en algunos sitios diferentes en [la isla de] Culebra y también en La Parguera, en la costa suroeste de Puerto Rico, para poder comparar la calidad del agua en el este de Puerto Rico con la del suroeste.
¿Qué ha sido algo gratificante de trabajar con estos estudiantes?
Algo gratificante es simplemente verles las caras. El año pasado, cuando terminaron el programa, y este año, a medida que van pasando por las diferentes experiencias, vemos cómo están aprendiendo. Vemos cómo se involucran y cómo participan en todas las diferentes actividades. La mayoría de las noches, incluso a altas horas, todavía están trabajando en los datos y quieren seguir trabajando con los datos. Así que eso nos dice que es algo que realmente disfrutan y que quieren hacer para el futuro.
¿Qué crecimiento o cambio observas en los estudiantes a lo largo de la pasantía?
Por dar un ejemplo, hemos tenido estudiantes aquí que el primer día nos dijeron que no sabían nadar, y los llevamos al agua en la primera semana. Les dimos algunos consejos, les hablamos sobre la seguridad en el agua y les enseñamos algunas técnicas. Y ahora, menos de tres semanas después, están buceando: están literalmente sumergidos en el agua recopilando datos y haciendo todo lo que les decimos que hagan. Esta es una situación donde todos ganan.
¿Cuál ha sido un desafío del programa?
Un reto para nosotros es más en la logística de traer a tantos estudiantes, particularmente a la costa suroeste y también a la isla de Culebra. Estos son dos sitios importantes para el turismo de Puerto Rico, lo cual dificulta la logística, como encontrarles un lugar donde se puedan quedar. En el caso de Culebra, tenemos que comprar los pasajes en ferry para traerlos a la isla, darles el transporte y todo eso. Pero al final del día, es tan gratificante que definitivamente vale la pena.
¿Qué es algo que esperas que los estudiantes se lleven consigo cuando se vayan?
Queremos que los estudiantes se conviertan en agentes de cambio. Eso significa que puedan transmitir a sus comunidades, a sus familias, a todos sus parientes y a sus escuelas todo el conocimiento que adquieran a lo largo de todo este mes y, finalmente, entusiasmar a otros no solo para participar en actividades como esta, sino también para conservar el océano. Aquí tenemos algunos de los arrecifes de corales más hermosos del Caribe, y han estado sufriendo debido a muchas actividades antropogénicas diferentes y relacionadas con el clima. Si logramos que le digan a otra gente que necesitamos conservar este [ecosistema marino], y luego ellos siguen los mismos pasos, ese es el objetivo a largo plazo para nosotros.
¿Cuáles son algunos de los cambios ambientales que has observado en Puerto Rico y sus alrededores?
Un ejemplo es que, hoy en día, hay varias especies invasoras que han estado afectando a los arrecifes de corales durante al menos las últimas dos décadas, y algunas de ellas incluso más recientemente. Por ejemplo, la introducción del pez león en el Caribe ha devastado algunas de las poblaciones de peces más importantes, como los meros y los pargos, lo que afecta a toda la red alimentaria. También hay una serie de especies invasoras de pastos marinos y también otros invertebrados que están literalmente colonizando todas las áreas que solían estar cubiertas por corales y por las especies locales de pastos marinos, y eso altera todo el ecosistema.
Muchas de esas invasiones son consecuencia de su introducción a manos de los seres humanos. La mayoría de estas especies en realidad son del Pacífico, y vienen a bordo de los barcos o vienen cuando los barcos atraviesan el Canal de Panamá y, finalmente, llegan al Caribe. Algunas de las larvas y demás están allí, y luego encuentran un nuevo lugar para quedarse y reproducirse.
Es probable que otras especies estén relacionadas con el cambio climático: el aumento de las temperaturas de la superficie, los cambios en las corrientes, etcétera. Esto es algo que todavía está siendo estudiado por muchos científicos en el Caribe y también en el Atlántico.
¿Ves algún efecto relacionado con el cambio climático en Puerto Rico?
En particular, uno de los mayores cambios que hemos visto en términos de cambio climático y su impacto en los arrecifes de corales es el aumento de las temperaturas de la superficie. Literalmente, estamos pasando por un fenómeno mundial de blanqueamiento de corales. Eso ha estado sucediendo en los últimos años y ha afectado a muchas de las especies de corales en el Caribe y en muchas otras partes del mundo. Una vez que los corales se blanquean, se debilitan y, finalmente, muchas de estas colonias mueren. Una vez que mueren, quedan cubiertos por algas filamentosas y, a partir de allí, no hay vuelta atrás. Eso afecta a todo el ecosistema, incluyendo a las pesquerías y otras industrias. Además, algunas de las enfermedades de los corales también pueden ser desencadenadas por estos cambios relacionados con el clima.
Milan Loiacono
Especialista en Comunicaciones Científicas
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