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Enclavado entre altas montañas verdes, el lago Atitlán de Guatemala es reconocido como uno de los lagos más bellos del mundo. Es hogar de varias comunidades mayas y es uno de los destinos turísticos más importantes de ese país. También se ha visto amenazado por la proliferación masiva de algas que enturbian sus aguas cristalinas. En 2009 y 2015, las proliferaciones masivas de algas amenazaron con causar graves daños ecológicos.
Es por eso que ahora los administradores de este lago utilizan una herramienta basada en internet llamada Sistema de Pronósticos del Lago Atitlán. Este panel de datos les ayuda a monitorear la salud del lago con datos de ciencias de la Tierra de la NASA.
"Todas las semanas, visito la [página del Sistema de Pronósticos] para verificar la probabilidad de una proliferación de algas, no solo de cianobacterias sino de otras algas”, dijo Fátima Reyes. Es jefa del Departamento de Investigación y Calidad Ambiental de la autoridad ambiental del lago, la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y su Entorno (AMSCLAE).
“Cuando hay una alta probabilidad [de proliferaciones de algas], compartimos con el equipo que debemos estar atentos y monitorear el lago. Esta ha sido una herramienta útil para AMSCLAE”, dijo Reyes.
La científica principal del Sistema de Pronósticos del lago Atitlán es África Flores-Anderson, quien también es científica principal del programa SERVIR en proyectos que se ocupan del uso de la tierra y la cubierta terrestre.
“Las proliferaciones de algas en el lago de Atitlán alteran la integridad del ecosistema al afectar la calidad del agua y evitar que el oxígeno y la luz lleguen a la fauna y flora que viven debajo de la superficie del agua”, dijo Flores. SERVIR es una iniciativa conjunta de la NASA y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés). Su misión es apoyar los esfuerzos ambientales dirigidos localmente en Asia, África y América Latina con la ayuda de los datos y las ciencias de la Tierra de la NASA.
“Estas proliferaciones han afectado el consumo de agua, la pesca y el turismo en la zona”, dijo. “Aunque las cianobacterias que se encuentran en el lago Atitlán no son tóxicas, su crecimiento descontrolado puede crear un ambiente para que otras especies de bacterias se arraiguen, unas que producen toxinas y podrían contaminar el agua”.
Después de una proliferación de algas en 2019, Flores recibió una subvención de National Geographic y Microsoft para colaborar con la autoridad ambiental del lago Atitlán a fin de diseñar el sistema de pronósticos del lago. Funcionando en conjunto con el equipo de científicos con sede en la Universidad de Alabama en Huntsville que trabaja en él, este sitio web da a las autoridades una alerta temprana si las condiciones son adecuadas para que ocurra otra proliferación.
El sistema de pronósticos incluye información de la misión de Medición de la Precipitación Global (GPM, por sus siglas en inglés) de la NASA. Asimismo, incluye información de un modelo de pronósticos meteorológicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés). Los científicos de AMSCLAE validan estos datos obtenidos desde el espacio con muestras de agua. Esto les ayuda a comprender cómo las diferentes condiciones han cambiado la concentración de cianobacterias en el agua. Un estado del tiempo más cálido y soleado podría mejorar las condiciones para las algas, así como los días en que el agua está más estancada.
Para comprender completamente cuándo y dónde podrían ocurrir las proliferaciones de algas, el equipo también necesitaba vigilar la escorrentía agrícola. Para ello, el equipo también utiliza una herramienta de pronóstico para las corrientes de agua dulce. Desarrollado por la iniciativa de Sostenibilidad Global del Agua del Grupo de Observaciones de la Tierra (GEOGloWS, por sus siglas en inglés), la herramienta Streamflow de GEOGloWS (en inglés) utiliza la informática en la nube para procesar la información meteorológica proveniente de muchos satélites. Los modelos informáticos que crea esta herramienta ayudan a AMSCLAE a monitorear cómo la precipitación aumenta el flujo de las corrientes de agua que desembocan en el lago Atitlán, dando así una idea de la cantidad de fertilizante que es arrastrado por las precipitaciones.
“Los períodos de altos caudales aumentan los riesgos para la calidad del agua porque los pesticidas y fertilizantes aplicados en el suelo y que aún no han sido absorbidos por los cultivos pueden ser arrastrados al río durante y después de las tormentas”, dijo la doctora Angélica Gutiérrez, científica principal de NOAA y copresidenta de GEOGloWS.
El equipo de SERVIR espera repetir el éxito del proyecto del lago Atitlán para proteger otros lagos de la zona.
Por Jacob Ramthun
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