La acumulación de vegetación y un rápido cambio de condiciones lluviosas a secas jugaron un papel en los fuegos destructivos.
Cuando los vientos huracanados azotaron el condado de Los Ángeles a principios de enero de 2025, las colinas tenían suficientes materiales combustibles para alimentar un incendio forestal. Los años lluviosos consecutivos que tuvo California condujeron a la acumulación de pastos y chaparrales en las montañas y sus estribaciones. Luego, las condiciones meteorológicas cálidas y secas en Los Ángeles durante los últimos ocho meses de 2024 dejaron la vegetación preparada para arder.
El 7 de enero, las llamas se propagaron rápidamente en las colinas de las comunidades de Pacific Palisades y de Eaton Canyon. Los vientos de Santa Ana empujaron las llamas colina abajo y hacia los vecindarios, y los dos incendios finalmente cubrieron 150 kilómetros cuadrados (37.000 acres). La mayor parte del fuego se propagó en el primer día después de iniciarse los incendios, lo cual es una característica de los “incendios de propagación rápida”. Estos sucesos destructivos suelen ser impulsados por fuertes vientos y arden en otoño o invierno, cuando los materiales combustibles están excepcionalmente secos.
Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por sus siglas en inglés) señalaron que varios factores contribuyeron a la gravedad de los incendios, incluyendo la acumulación de vegetación entre 2022 y 2024, lo que luego dio paso a condiciones muy cálidas y secas en el verano de 2024. El rápido cambio de condiciones lluviosas a secas, denominado “latigazo hidroclimático”, puede aumentar el riesgo de incendios forestales y se ha vuelto un fenómeno más común en el siglo XXI.
Desde 2022 hasta principios de 2024, el sur de California recibió precipitaciones superiores al promedio, dijo Gavin Madakumbura, investigador postdoctoral de UCLA. En el año hidrológico 2022-2023, que va de octubre a septiembre, se observaron ríos atmosféricos persistentes que llevaron lluvias torrenciales a California. Gran parte del año hidrológico 2023-2024 también fue lluvioso, y los totales de precipitación para ambos períodos, medidos en el centro de Los Ángeles, fueron casi el doble del promedio a largo plazo (1877-2024).
La abundante lluvia permitió la acumulación de vegetación, lo que es evidente en el mapa anterior. El mapa muestra un índice satelital de la salud, o “verdor”, de la vegetación durante el verano meteorológico antes de los incendios. Este indicador, conocido como Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés), se basa en datos recopilados por los satélites Landsat.
El mapa indica que muchas partes del condado de Los Ángeles eran un 30 por ciento más verdes que el promedio en el verano de 2024 (en comparación con el registro para el período entre 1991 y 2020). En julio de ese año, el National Interagency Fire Center (Centro Nacional Interinstitucional de Incendios) advirtió que las “cargas de material combustible de plantas herbáceas” estaban por encima de lo normal en todo el estado de California y que en algunas zonas montañosas eran el doble de lo normal.
Las condiciones cambiaron en el último semestre de 2024. Según Madakumbura y sus colegas, la región de Los Ángeles no recibió lluvias significativas entre mayo de 2024 y principios de enero de 2025, lo que secó la vegetación acumulada. El 4 de enero de 2025, el diario Los Angeles Times informó que el centro de la ciudad solo tuvo un caso en los ocho meses anteriores en el que la lluvia superó la décima de pulgada (0,25 centímetros), que es el umbral considerado útil para reducir el riesgo de incendios forestales al evitar que las plantas se sequen. Eso lo convirtió en el segundo período de mayo a enero más seco en un registro que se remonta hasta 1877.
La sequedad del paisaje empeoró por las olas de calor que azotaron el suroeste de Estados Unidos en junio y julio de 2024, rompiendo o empatando récords de temperatura en varias ciudades de California.
El mapa anterior muestra la humedad relativa a condiciones normales en los 100 centímetros (40 pulgadas) superiores del suelo, en la “zona de las raíces”, el 7 de enero de 2025, el día en que se iniciaron los incendios de Palisades y de Eaton. Los datos provienen del Centro de Investigación y Transición de Predicciones a Corto Plazo (SPoRT, por sus siglas en inglés) de la NASA en el Centro de Vuelo Espacial Marshall. La humedad del suelo en gran parte del sur de California estaba en el dos por ciento inferior de los registros históricos (1981-2013) para ese día.
“Esta es una humedad del suelo históricamente baja”, dijo Jonathan Case, meteorólogo de SPoRT de la NASA que ha estudiado cómo las condiciones de humedad pueden contribuir al riesgo de incendios.
El Sistema de Información de Suelos de SPoRT (SPoRT-LIS, por sus siglas en inglés) ofrece productos de la humedad del suelo en cuadrículas con una resolución de tres kilómetros casi en tiempo real para respaldar la modelación a nivel regional y local, y es utilizado por el Monitor de Sequía de Estados Unidos para rastrear las condiciones de sequía en todo el país.
Imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA por Michala Garrison, utilizando datos de Landsat del Servicio Geológico de Estados Unidos y datos de la humedad del suelo del Centro de Investigación y Transición de Predicciones a Corto Plazo (SPoRT) de la NASA. Reportaje por Emily Cassidy.
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