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Rodeado de montañas y volcanes, el valle de México fue alguna vez la cuenca de un grupo de cinco lagos conectados que sirvieron como telón de fondo para antiguos imperios y ciudades-Estado, incluyendo Teotihuacán (800 a.e.c. a 800 e.c.), el Imperio tolteca (950 a 1150 e.c.) y el Imperio azteca (1300 a 1521 e.c.).
Entre estos lagos se encontraba el lago Xochimilco, que se convirtió en la floreciente sede del sistema agrícola de las chinampas, un método característico de la agricultura precolombina. El sistema de chinampas requería la construcción de pequeños plantíos “flotantes” y estacionarios, separados por canales en lagos de aguas poco profundas. Los lechos rectangulares se construían típicamente usando árboles de sauce estratégicamente plantados, capas de vegetación, suelo y barro.
Los agricultores fertilizaron estos lechos elevados con lodo rico en nutrientes proveniente de los canales adyacentes, y la técnica demostró ser una forma viable de producir una gran cantidad de alimentos en un espacio reducido. En Xochimilco, que significa “en el campo de las flores” en la lengua náhuatl de los aztecas, las chinampas también se usaban a menudo para cultivar flores, lo que jugó un papel importante en la cultura azteca. Durante la era azteca, los cultivos producidos en Xochimilco solían enviarse a la cercana capital azteca de Tenochtitlan.
Después de que los españoles conquistaran el valle de México en el siglo XVI, comenzaron a secar los lagos y las chinampas para establecer un sistema agrícola de tierras secas. Lo que quedó de los lagos fue desviado y agotado en los siglos XIX y XX. La mayoría de los humedales pantanosos y chinampas que quedaron fueron finalmente cubiertos por la expansión de la Ciudad de México, que ahora alberga a casi 22 millones de personas.
Algunos vestigios del pasado agrícola sobre el agua en esta región han sobrevivido. El 10 de septiembre de 2022, el Generador operacional de imágenes de tierra 2 (OLI-2, por sus siglas en inglés) a bordo del satélite Landsat 9 adquirió esta imagen que muestra una intrincada red de canales y chinampas en parte del área que alguna vez ocupó el lago Xochimilco.
Debido a la contaminación del agua y otros desafíos, los agricultores continúan cultivando solo el 2,5 por ciento de las chinampas que quedan en esta área, según un informe de National Geographic. En cambio, algunos canales se han convertido en centros turísticos, en los cuales muchos visitantes exploran las vías fluviales de Xochimilco en coloridas embarcaciones llamadas trajineras. Las comunidades residenciales se han extendido a otras chinampas. Aunque muchas chinampas están vacías y sin usar, algunas se han convertido en canchas de fútbol o reservas de vida silvestre.
Incluso el recuerdo de dónde estuvieron ubicadas alguna vez las chinampas se ha desvanecido en algunas zonas a medida que los campos se llenaban de sedimentos y fueron cubiertos por ciudades en expansión. Sin embargo, en las últimas décadas, las observaciones por satélite y otras formas de teledetección han desempeñado un papel fundamental en el redescubrimiento y la cartografía de antiguas zonas de chinampas. Entre ellas se encuentra una gran red preazteca de chinampas que floreció en Xaltocan, una ciudad-Estado precolombina al norte de Xochimilco. Allí, los campos estuvieron cubiertos de sedimentos y olvidados hasta que arqueólogos utilizaron fotografías aéreas, las imágenes de Landsat y las imágenes de Quickbird para producir mapas detallados de estos lugares.
Imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA por Lauren Dauphin, utilizando datos de Landsat del Servicio Geológico de Estados Unidos. Fotografía de Lauren Dauphin. Reportaje por Adam Voiland.
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