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Pequeños satélites que realizan grandes descubrimientos

Pequeños satélites que realizan grandes descubrimientos

¿Recuerda el antiguo proverbio: Lo bueno viene en frasco pequeño? La NASA lo ha actualizado: bajo la forma de CubeSats (satélites cubo). Imagine un satélite real en funcionamiento que sea tan pequeño como para sostenerlo en la palma de la mano: apenas 10 cm (4 pulgadas) de ancho. Estos cubos se pueden expandir gradualmente dependiendo de los objetivos específicos de la misión. La tecnología que contienen estos diminutos residentes del espacio es impresionante. Fueron desarrollados originalmente en 1999 por la universidad Cal Poly San Luis Obispo y la Universidad Stanford para propósitos educativos. Desde entonces, la NASA los ha utilizado para nuevas misiones científicas y para someter a prueba nuevos dispositivos electrónicos, sensores y software, los cuales se podrían incluir en misiones de mayor envergadura.

Mike Seablom, el tecnólogo en jefe del Directorio de Misiones Científicas (Science Mission Directorate, en idioma inglés), de la NASA, dice: “La capacidad para someter a prueba nuevas tecnologías a una fracción del costo de un satélite más grande los hace invalorables. Realmente esto abre tus ojos a muchas posibilidades”.

Igualmente impresionante es la manera en que los CubeSat están permitiendo conocer nuevos datos científicos rápidamente.

Por ejemplo, mientras que los satélites convencionales han observado las nubes durante mucho tiempo y han proporcionado cálculos de las precipitaciones líquidas que contienen, nunca observaron las partículas de hielo más pequeñas que crean enormes nubes de lluvia. El CubeSat conocido como IceCube contenía un nuevo radiómetro de longitud de onda submilimétrica que podía realizar mediciones en el espacio de los pequeños cristales congelados que forman las nubes de hielo. Luego de ser desplegado desde la Estación Espacial Internacional, en mayo de 2017, el IceCube creó un mapa global de las nubes de hielo alrededor del planeta. Algún día, esta técnica puede ayudar a mejorar los modelos y predicciones de las condiciones climáticas a largo alcance.

Muy lejos de la Tierra, MarCO A y B viajaron hasta Marte y son los únicos CubeSat que hasta ahora han salido de la órbita de nuestro planeta.

Cuando la misión InSight fue lanzada en mayo de 2018, los CubeSat MarCO-A y MarCO-B también iniciaron su travesía de 7 meses hacia Marte. Ahora, InSight ¡ha aterrizado exitosamente en el Planeta Rojo! Uno de los roles de MarCO fue ayudar a transmitir las comunicaciones durante el proceso de aterrizaje de InSight. Los datos del aterrizaje fueron transmitidos al Orbitador de Reconocimiento de Marte (Mars Reconnaissance Orbiter, en idioma inglés), donde su radio almacenó y envió los resultados a la Tierra, con cierta demora. MarCO A y B actuaron como un relé de señal transmitida a través de un “conducto acodado” durante esta etapa crítica de la misión para ¡permitir las comunicaciones desde Marte hacia la Tierra casi en tiempo real!

Según Charles Norton, Asesor Especial para Misiones con Naves Espaciales Pequeñas, en el Directorio de Misiones Científicas de la NASA, otra ventaja de estos cubos compactos es que permiten realizar investigaciones científicas muy focalizadas. El Espectrómetro Solar CubeSat de Rayos X en Miniatura (Miniature X-ray Solar Spectrometer CubeSat, o MinXSS, por su sigla en idioma inglés), por ejemplo, es un proyecto estudiantil que utiliza un detector de laboratorio comercial en el espacio. El MinXSS mide el espectro solar de rayos X blandos en la brecha de cobertura de energía que hay entre otras dos misiones, RHESSI e IRIS. Esta “región brecha” en el espectro solar es importante en la excitación de la ionosfera de la Tierra y es de particular interés para las observaciones de las llamaradas solares y de las regiones activas.

O considere un descubrimiento tan monumental como el origen del universo mismo. Un misterio de larga data para los astrofísicos es dónde podría encontrarse en la actualidad 1/3 de la materia bariónica o común que existió durante las primeras etapas de formación del universo. Los científicos sospechan que se encuentra en los halos de gas muy caliente que rodean a las galaxias. HaloSat es un CubeSat que examinará los rayos X de átomos de oxígeno que rodean a nuestra Vía Láctea para determinar cuánta materia perdida puede haber en el halo de nuestra galaxia.

Aunque pequeños de tamaño, los CubeSat tienen el potencial para producir grandes impactos científicos y tecnológicos sobre la Tierra, en nuestro sistema solar y en las profundidades del universo.

Para obtener más información sobre otras misiones científicas, grandes y pequeñas, visite: ciencia.nasa.gov.

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