5 min de lectura

Rosa Ávalos-Warren: “Quiero ver a más mujeres que se apoyen entre sí”

Rosa Ávalos-Warren
El 4 de marzo de 2022, el astronauta de la NASA Victor Glover entregó a la ingeniera Rosa Ávalos-Warren el premio Silver Snoopy, un reconocimiento al servicio excepcional a las diferentes misiones de vuelos espaciales tripulados, con énfasis en la seguridad de los vuelos y el éxito de la misiones.
NASA

En su agenda del colegio del año 2003, Rosa Ávalos-Warren había marcado con entusiasmo dos fechas: el 16 de enero y el 1 de febrero. La primera señalaba el lanzamiento del transbordador espacial Columbia de la NASA. La segunda, el día previsto para el aterrizaje. Pero ese día, la nave se desintegró al atravesar la atmósfera, y los siete miembros de la tripulación perdieron la vida.

La tragedia marcó profundamente a Ávalos-Warren, quien no hacía mucho había desembarcado en Virginia, Estados Unidos, desde su Perú natal. Así, esas anotaciones en su agenda se convirtieron en un recordatorio del día en que decidió dedicarse a la industria aeroespacial para ayudar a prevenir ese tipo de accidentes.

Diecinueve años después, el 4 de marzo de 2022, el astronauta de la NASA Victor Glover llamó a Ávalos-Warren al estrado. En nombre del cuerpo de astronautas de la agencia, Glover le entregó el premio Silver Snoopy, un reconocimiento al servicio excepcional a las diferentes misiones de vuelos espaciales tripulados, con énfasis en la seguridad de los vuelos y el éxito de la misiones. Menos del uno por ciento de los trabajadores del programa aeroespacial lo recibe anualmente.

“Ni en mis sueños pensé que me iba a ganar ese premio”, cuenta Ávalos-Warren, que al recibir el correo con la noticia se apresuró a corroborarla con su esposo: “Le dije, ‘¿tú ves esto? ¿Estoy viendo bien?’. Y él me dijo, ‘Sí, y no estoy sorprendido’”.

Rosa Ávalos-Warren
Ávalos-Warren recibió el premio Silver Snoopy la misma semana en que se reintegró al trabajo tras su licencia por maternidad, y del inicio del Mes de la Mujer. Fue a la ceremonia acompañada de su familia, incluyendo a sus padres, su hija de dos años y a su bebé de cinco meses. “A mí me enorgullece mucho poder representar a los latinos y a las madres trabajadoras cuando estoy en una misión y estoy diciendo que estamos listos para el lanzamiento espacial”.
Pedro Cota/Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA

La ingeniera espacial se desempeña hoy como gerente de misiones de la red de comunicaciones y rastreo de vuelos espaciales tripulados para Artemis, y como directora de la red de comunicaciones y navegación para lanzamientos de vehículos espaciales y misiones robóticas.

“Los astronautas siempre han sido para mí lo primordial”, dice la peruana-estadounidense, quien trabaja en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland. “Ellos nos están ayudando a poder ser mejores, a poder avanzar científica y tecnológicamente. Lo mínimo que yo puedo hacer es que la misión sea un éxito, pero lo mas importante es que los astronautas estén a salvo”.

Artemis, la serie de misiones lunares de la NASA, llevarán a la primera mujer y a la primera persona de color a la Luna. Ávalos-Warren confía en que estas ayudarán a cerrar la brecha de género en la exploración espacial.

“Hay un dicho que dice ‘a veces eres lo que ves’”, dice la ingeniera, y explica que si las niñas se ven representadas en estas misiones, se animarán más a querer convertirse en astronautas. Ella misma sueña con serlo, pero le alcanzaría con ayudar a otras personas a viajar al espacio: “Uy, eso sería también un sueño hecho realidad”.

Rosa Ávalos-Warren
En la NASA, Ávalos-Warren ha desempeñado diferentes roles: empezó como estudiante de Virginia Tech colaborando con el Centro de investigación de Langley, en Virginia, para el estudio de las alas del avión Boeing 777. Pasó por el Centro Espacial Johnson en Texas, donde trabajó como contratista de Boeing para la Estación Espacial Internacional (imagen); luego por el Centro de Vuelo Wallops en Wallops Island, Virginia, hasta llegar a Goddard.
cortesía Rosa Ávalos-Warren

De niña, a Ávalos-Warren le apasionaban las matemáticas, pero lo que le hizo creer que podía convertirse en ingeniera fue la insistencia de sus dos hermanos mayores. “Ellos siempre me decían que mujeres y hombres podían tener una carrera universitaria y ser ingenieros”.

Además, Ávalos-Warren estaba rodeada de mujeres trabajadoras que la inspiraron a perseguir sus ambiciones más altas.

“Tengo los recuerdos más hermosos de cuando vivía en Perú. Lo más valioso fue haber tenido la oportunidad de conocer a mis abuelas”, cuenta. Su infancia transcurrió entre Lima y los pequeños pueblos de los cuales sus padres son originarios: Chilca y Chincha, al sur de la capital. Sus abuelas, con once y doce hijos cada una, “eran las matriarcas de la familia”. Ávalos-Warren creció viendo “cómo se esmeraban para poder traer un pan a la mesa”.

“No teníamos muchos recursos económicos, pero en el pueblo se vivía la amabilidad de las personas, la humildad, la unión, el amor. Y eso para mí valía oro”, cuenta la ingeniera, que se considera afortunada de haber crecido en ese ambiente. Atesora esos recuerdos y espera poder compartirlos con sus hijos. “Dejarles saber sus raíces, que es muy importante”.

Ávalos-Warren emigró a Estados Unidos con su madre y su padre en 2002, cuando sus padres decidieron ir a Virginia del norte en busca de nuevas oportunidades. Atrás quedaron sus hermanos y el resto de la familia. “Fue un shock porque los extrañábamos mucho, pero con cada esfuerzo los llevábamos en nosotros”.

Rosa Ávalos-Warren
Su rol actual consiste en trabajar con los diferentes equipos de la red de comunicaciones y rastreo de las naves espaciales tripuladas, para proveer sistemas para las diferentes misiones de Artemis a la Luna, así como al futuro puesto de avanzada lunar Gateway y el Sistema de Aterrizaje Humano en la superficie lunar. En resumen, su trabajo es hacer posible la comunicación constante con los astronautas a bordo de la nave espacial Orion. También prever qué pasos tomar si se pierde la señal, un desafío que se acentúa durante los viajes al espacio profundo.
Pedro Cota/Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA

Ya en su nuevo hogar, Ávalos-Warren se adjudicó la misión de aprender inglés lo más rápido posible, para ayudar a sus padres a navegar la vida en un país en donde no hablaban el idioma. Cuenta que pedía consejos a sus docentes del programa de Inglés Como Segunda Lengua para acelerar su aprendizaje. “Tengo ese honor de poder decir que soy una inmigrante y de ser una latina, y llevar esa historia para compartirla”.

La misma determinación la impulsó más tarde, al buscar vías para costear la universidad. Docentes y mentoras la guiaron para encontrar alternativas que la acercaran a la meta de estudiar ingeniería aeroespacial. “Me dijeron que había becas”. Gracias a una beca basada en méritos académicos pudo cursar la licenciatura en Virginia Tech en Blacksburg, Virginia. Más adelante, completaría una maestría en Ingeniería Mecánica de Universidad Rice en Houston, Texas.

En su rol de gerente, Ávalos-Warren aboga por más diversidad. “Me encantaría ver a más mujeres cumpliendo sus sueños, verlas en las reuniones que tengo”. Como mentora, intenta siempre poder “jalar la mano” a más mujeres para que puedan tomar impulso. Dice que quisiera ver más de esto: “mujeres que se apoyen entre sí para poder dar ese paso adelante y cumplir sus sueños más anhelados”.

Por Noelia González

Centro de Vuelo Espacial Goddard, Greenbelt, Maryland