Publicado: 
28 de enero de 2022

La misión de la NASA en Groenlandia completa seis años de mapeo de terrenos desconocidos

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La misión aérea Océanos Derriten Groenlandia de la NASA descubrió que los glaciares de Groenlandia que desembocan en el océano, como el glaciar Apusiaajik que se muestra aquí, corren un riesgo mayor de pérdida rápida de hielo de lo que se creía anteriormente. Crédito: NASA/JPL-Caltech 

La misión Océanos Derriten Groenlandia (OMG, por sus siglas en inglés) de la NASA, la cual finalizó el pasado 31 de diciembre de 2021, demostró que el agua del océano está derritiendo los glaciares de Groenlandia al menos tanto como el aire caliente los está derritiendo desde arriba. Debido a que la pérdida de la capa de hielo de Groenlandia actualmente contribuye más al aumento global de los océanos que cualquier otra fuente, este hallazgo ha revolucionado la comprensión de los científicos sobre la velocidad del aumento del nivel del mar en las próximas décadas.

Estas nuevas y únicas mediciones han aclarado el probable progreso de la futura pérdida de hielo en un lugar donde los glaciares se están derritiendo seis o siete veces más rápido hoy que hace solo 25 años. Si toda la capa de hielo de Groenlandia se derritiera, el nivel global del mar aumentaría unos 7,4 metros (24 pies).

Pero eso es solo la punta del iceberg en la historia de esta pequeña misión basada en un avión y un barco. En seis años de operaciones, OMG realizó las primeras mediciones científicas a lo largo de muchos kilómetros de la costa más remota del hemisferio norte. La misión llevó a cabo el estudio más completo del lecho marino alrededor de la costa de Groenlandia, incluyendo docenas de fiordos (entradas costeras bordeadas de acantilados e invadidas por icebergs de glaciares en desintegración) previamente inexplorados, y midió cómo cambiaba la temperatura del océano de un lugar a otro, de un año a otro, y de arriba abajo. Para obtener este conjunto de datos único, los aviones de la misión registraron suficientes millas aéreas alrededor y sobre Groenlandia para dar la vuelta al mundo más de 13 veces.

La preparación

Más de 220 glaciares fluyen desde Groenlandia hacia el océano. Antes de OMG, los científicos pensaban que el agua del océano que se arremolinaba alrededor y debajo de estos glaciares tenía que estar contribuyendo a la pérdida de hielo. Pero ¿por cuánto?

Las observaciones satelitales de la temperatura de la superficie del mar no fueron de mucha ayuda para responder esa pregunta. Alrededor de Groenlandia, la capa superior del océano es extremadamente fría y no muy salada, y contiene mucha agua del Ártico, el más dulce de los océanos. Un glaciar poco profundo que solo toca esta capa se derrite lentamente. Pero cientos de metros más abajo, el océano es más cálido y salado. Un glaciar profundo es devorado por el agua más cálida, perdiendo hielo cuatro o cinco veces más rápido que uno poco profundo.

La única forma de averiguar el riesgo de cualquier glaciar es ir a Groenlandia y medir el glaciar, el lecho marino y el agua frente a él. Los científicos habían estado estudiando glaciares individuales de esa manera durante años, pero Josh Willis, investigador principal de OMG en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA en el sur de California, quería obtener una imagen completa: medir los más de 220 glaciares durante cinco años, que es el tiempo disponible para misiones financiadas por el programa de investigación aérea Earth Ventures de la NASA.

“Cuando comenzamos a diseñar OMG, nos preguntamos: ‘¿Podemos hacer un experimento en cinco años que nos diga acerca de los próximos 50 años?’”, dijo Willis. Los resultados han demostrado que sí podían. La NASA incluso les permitió un sexto año de trabajo de campo para observar cambios inesperados y rápidos en la temperatura del agua frente a la costa oeste de Groenlandia.

La operación

El primer trabajo de la misión fue cartografiar el lecho marino alrededor de la isla para ver dónde el agua cálida y profunda puede llegar a los glaciares. Un contratista completó la mayor parte del mapeo utilizando un buque de investigación, y el investigador principal adjunto de OMG, Eric Rignot, del JPL y la Universidad de California en Irvine, dirigió estudios más pequeños en los siguientes años para completar las secciones faltantes.

Para medir la temperatura y la salinidad del océano hasta el fondo del mar, Willis realizó campañas aéreas de verano que dejaban caer cada año unas 250 sondas en el océano en lugares estratégicos de toda la costa. Seis veranos de vuelo sobre el remoto Ártico pueden sonar más como una aventura que como un proyecto de investigación, pero Willis dijo: “Esto es solo una aventura en retrospectiva. Mientras estás en ello, te concentras y trabajas tan duro como puedes”. Para los científicos, la transmisión de datos desde las sondas a su computadora era una emoción suficiente.

Los mapas detallados y los datos de temperatura recopilados por OMG muestran que entre dos y cuatro veces más glaciares se asientan en aguas que son varios grados más cálidas de lo que se pensaba anteriormente y, por lo tanto, corren un mayor riesgo de lo que se sabía. Los investigadores entendieron que alrededor de un tercio de los glaciares de Groenlandia son responsable por la mitad de su pérdida de hielo; OMG descubrió que todos estos culpables se adentran en aguas cálidas. Los modelos climáticos que no tienen en cuenta los efectos de las aguas cálidas subestiman la pérdida de hielo glacial en al menos uno de dos factores; en otras palabras, no toman en cuenta la mitad del aumento del nivel del mar a causa de esta fuente.

Groenlandia y la Antártida albergan la mayor cantidad de hielo glacial del planeta, incluidas sus dos únicas capas de hielo, lo que las convierte en áreas de interés particular para los científicos. Combinadas, las dos regiones también contienen suficiente hielo que, si se derritiera totalmente de una vez, elevaría el nivel del mar a unos 65 metros, lo que hace el estudio y entendimiento de estas no solo interesante, pero indispensable para nuestra adaptabilidad a corto plazo y nuestra supervivencia a largo plazo en un mundo en constante cambio. Créditos: Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA

La colaboración

Los innovadores datos de OMG han influido en muchos tipos de estudios sobre el Ártico, además de la oceanografía. Por ejemplo, Kristin Laidre, de la Universidad de Washington, es una experta en narvales —que son ballenas árticas con un diente que sobresale en forma de colmillo— reconocida internacionalmente. Ella e Ian Fenty, coinvestigador principal de OMG en el JPL, desarrollaron un proyecto que beneficia tanto a biólogos marinos como a oceanógrafos: un crucero de investigación científica para colocar sondas de OMG y sondas acústicas que registran la presencia de narvales frente a los glaciares del oeste de Groenlandia.

Los datos de las sondas proporcionan una vista de primer plano de cuánto pueden variar las condiciones del océano en un área pequeña, y Laidre espera que, en combinación con los datos de las sondas, esto ayude a explicar por qué ciertos frentes de glaciares son especialmente atractivos para los narvales. “Nosotros, los biólogos, podemos obtener una mejor comprensión de los animales y las poblaciones trabajando con científicos físicos”, dijo, refiriéndose al equipo de OMG. “Tener un grupo de científicos que desean colaborar es realmente genial”.

La continuación

El final de la misión no significa el final de todos los datos nuevos sobre el océano de Groenlandia. En 2021, el equipo lanzó algunas sondas de mayor duración en áreas donde los cambios en la temperatura o la circulación del océano no se comprenden por completo. Estas sondas pasan el invierno debajo de la superficie y continúan subiendo y bajando a través del agua para recopilar datos que se leerán de forma remota cuando el hielo se derrita el siguiente verano.

Y los científicos de muchos campos seguirán recurriendo a las observaciones de OMG para sus investigaciones. Hasta la fecha, aproximadamente la mitad de los artículos de revistas científicas revisados por pares que utilizan estos datos están escritos por investigadores externos al equipo científico de la misión, lo que es una porción inusualmente grande. “Estamos viendo mucha más información científica de lo que habíamos planeado originalmente”, dijo Willis. “Esas publicaciones no van a parar”.

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