4 min de lectura

En la cúspide del entendimiento

Protegiéndonos constantemente de las partículas de alta energía del Sol está el campo magnético de la Tierra. Muchos imaginan que este campo es un círculo, levemente más grande que nuestro planeta. Pero, en verdad, tiene esta forma. Cerca de nuestros polos norte y sur hay una cúspide, un punto donde se encuentran dos ramas de una curva. Es aquí que la burbuja magnética que nos rodea se mete hacia adentro y crea un embudo de líneas magnéticas que alcanzan la Tierra. Este embudo permite que las partículas de alta energía del Sol se precipiten hacia nuestro planeta y se depositen en nuestra ionosfera, de 80 a 800 kilómetros por encima de la Tierra. Incluso podemos ver el resultado; crean hermosas auroras, similares al maravilloso espectáculo que acontece a la noche, pero del lado diurno de la Tierra, el cual solo resulta visible a simple vista durante la larga noche polar.

Ahora, los científicos que desean conocer más sobre los efectos de estas partículas se están embarcando en una iniciativa especial que se está llevando a cabo desde diciembre de 2018 hasta enero de 2020. En un esfuerzo coordinado entre múltiples países para comprender la física de la cúspide polar, científicos de la NASA y de otras entidades de EE. UU., así como de Japón, Noruega, Canadá y Gran Bretaña, han lanzado The Grand Challenge Initiative (La Iniciativa del Gran Desafío) - CUSP, una serie de misiones de cohetes sonda que proporcionarán los datos necesarios para realizar nueve estudios sin precedentes del espacio cercano a la Tierra en las regiones polares.

Esta serie ayudará a los científicos a obtener respuestas a un conjunto de preguntas sobre la cúspide. ¿Por qué nuestra atmósfera se filtra hacia el espacio desde la cúspide? ¿Cómo y por qué las turbulentas manchas de plasma denso que existen dentro de la región de la aurora interrumpen las comunicaciones globales? ¿Qué sostiene las fuertes corrientes ascendentes de gas atmosférico en esta región, las cuales pueden causar un mayor arrastre en nuestros satélites a medida que orbitan?

Doug Rowland, un científico del espacio en el Centro Goddard para Vuelos Espaciales (Goddard Space Flight Center, en idioma inglés), de la NASA, explica: “La cúspide es un gran laboratorio natural para comprender cómo la atmósfera de la Tierra responde a la entrada directa de energía del viento solar. Este tipo de ciencia no se puede hacer en ningún otro lugar de la Tierra”.

Se lanzarán 12 cohetes de sondeo que realizarán las nueve misiones desde dos sitios en Noruega: el Centro Espacial Andøya y el conjunto de cohetes Svalbard. En algunos casos, los lanzamientos se realizarán casi al mismo tiempo desde Andøya y Svalbard, lo que proporcionará observaciones simultáneas a diferentes altitudes y latitudes.

¿Por qué utilizar cohetes en vez de satélites o globos meteorológicos? Doug Rowland explica lo siguiente: “Los cohetes son ideales para tomar las mediciones que necesitamos. Estos cohetes estarán equipados con instrumentos de monitorización capaces de captar información a medida que se mueven hacia arriba en forma de arco y también cuando descienden del mismo. Pueden reunir hasta quince minutos consecutivos de mediciones directas de una región específica del espacio, y puedes lanzarlos con precisión. Deseas que el cohete vuele directamente hacia las auroras justo cuando lo lanzas. Los satélites cubren una gran parte de un área pero, a elevadas velocidades, no pasan tanto tiempo haciendo observaciones de un solo lugar. Los globos no se pueden lanzar lo suficientemente alto y no se puede controlar su ubicación de manera tan precisa como con los cohetes”.

Los nuevos datos obtenidos con The Grand Challenge Initiative – CUSP ayudarán a los científicos a mejorar las predicciones climatológicas en el espacio y nos darán un mejor entendimiento de cuáles son las partículas responsables de una de las vistas más asombrosas en nuestro planeta.

Tome la iniciativa de conocer más visitando: ciencia.nasa.gov.