Defensa planetaria
Los dinosaurios fueron criaturas aterradoras. Algunos tenías gruesas escamas, dientes puntiagudos y, en muchos casos, reflejos tan rápidos como un rayo.
Pero hay una cosa que no tenían: una oficina de defensa planetaria.
Cuando un asteroide chocó contra la Tierra, hace 65 millones de años, tomó por completa sorpresa a esos señores de la Tierra. Mientras que sabemos que no habrá un objeto grande en ruta de colisión con la Tierra en los próximos 100 años, los descendientes de sobrevivientes del catastrófico impacto están determinados a no cometer el mismo error.
En 2016, astrónomos analizan rutinariamente el cielo en busca de signos de objetos potencialmente peligrosos. Cuando descubren uno, se emiten alertas a los observadores de todo el mundo para que las rocas espaciales no desaparezcan fácilmente en la oscuridad del espacio. Proyectos patrocinados por la NASA han descubierto el 98 por ciento del catálogo conocido de casi 15.000 objetos cercanos a la Tierra; asteroides y cometas cuyas órbitas periódicamente los traen dentro de un rango de aproximadamente 48 millones de kilómetros (30 millones de millas) de la órbita de la Tierra. La lista está creciendo a razón de alrededor de 1.500 por año.
Mientras tanto, los investigadores están pensando seriamente en un problema todavía mayor: ¿Qué haríamos si se descubriera un asteroide peligroso? ¿Cómo sabríamos si impactaría y cuándo? ¿Es posible desviarlo o destruirlo antes de que llegue a la Tierra?
Todo este trabajo (desde el descubrimiento hasta la potencial mitigación del problema) está siendo realizado por una red en crecimiento de oficinas gubernamentales, universidades privadas y públicas y astrónomos aficionados y profesionales. Ayudarlos a trabajar en conjunto es la tarea de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria (Planetary Defense Coordination Office, en idioma inglés), de la NASA.
Lindley Johnson, quien es el jefe de la Oficina de Defensa Planetaria, en las oficinas centrales de la NASA, ubicadas en Washington, DC, dice: “Defensa Planetaria es un deporte de equipo. Esta oficina fue montada en la sede central de la NASA con el fin de coordinar a quienes participan en actividades relacionadas con el ámbito de la defensa planetaria en la NASA, así como en otras oficinas de gobierno de Estados Unidos, y con esfuerzos y proyectos internacionales para detectar cualquier peligro de impacto de asteroide y planificar la respuesta adecuada”.
Un ejemplo reciente de la vida real ilustra cómo funciona todo esto.
Paul Chodas, el gerente del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (Center for Near Earth Object Studies, en idioma inglés), de la NASA, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory, o JPL, por si sigla en idioma inglés), describe lo que sucedió: “El objeto fue detectado por primera vez por el Programa Catalina de Cartografía del Cielo (Catalina Sky Survey, en idioma inglés), patrocinado por la NASA, cerca de Tucson, Arizona, el 3 de octubre de 2015, y fue catalogado como detección WT1190F”.
Al cabo de dos días, los astrónomos sospecharon que probablemente era un objeto artificial: Era tenue y pequeño, y su movimiento estaba visiblemente alterado por la suave presión de la luz solar (similar a una vela solar o quizás un cuerpo hueco).
A medida que se acumulaban datos de rastreo de múltiples observadores, los astrónomos se daban cuenta de que obtendrían una vista de más cerca. Este sería un caso de la vida real para poner en práctica las destrezas del equipo. Se predijo que WT1190F chocaría contra la Tierra el viernes 13 de noviembre de 2015. Los cálculos orbitales que realizaron los analistas del JPL precisaron la hora y el lugar del impacto: WT1190F ingresaría a la atmósfera a algunos kilómetros de la costa de Sri Lanka.
Durante años, Peter Jenniskens, del Instituto SETI, trabajó con el Centro de Investigaciones Ames (Ames Research Center, en idioma inglés), de la NASA; él ha dirigido equipos de investigación de la dinámica de ingreso en campañas aéreas destinadas a observar objetos que rasgaban la atmósfera de la Tierra. En el año 2006, por ejemplo, grabaron el regreso de la Cápsula Stardust de Retorno de Muestras (Stardust Sample Return Capsule, en idioma inglés), de la NASA, con su cargamento de polvo cometario. Asimismo, han observado una cantidad de re-ingresos de naves espaciales obsoletas y unos pocos eventos naturales de meteoros.
Patrocinado en parte por la Agencia Espacial de los Emiratos Árabes Unidos (United Arab Emirates Space Agency, en idioma inglés) y el Centro Astronómico Internacional (International Astronomy Center, en idioma inglés), Jenniskens reunió a un grupo de expertos para presenciar el re-ingreso de WT1190F. Ellos volaron hasta el océano Índico en un avión G450 equipado con cámaras y espectrómetros. Exactamente en el momento y lugar predichos por el programa de Observación de Objetos Cercanos a la Tierra (Near Earth Object Observations program, en idioma inglés), de la NASA, WT1190F produjo una magnífica bola de fuego a plena luz del día.
Jenniskens señala: “El espectro de un fragmento grande contenía bandas de óxido de titanio y una línea de hidrógeno. Así que el objeto pudo haber sido una nave con paredes de titanio que contenía residuos de combustible”.
Chodas, quien había estado intentando reconstruir el movimiento orbital de WT1190F, dice: “Mi hipótesis fundamentada es que fue el módulo translunar de Lunar Prospector, que tenía una carcasa de titanio. Aunque nunca lo sabremos con seguridad”.
Una cosa es cierta: Astrónomos patrocinados por la NASA lo encontraron, lo rastrearon y predijeron dónde chocaría con gran precisión. Estas son las destrezas exactas que serán útiles la próxima vez que un asteroide real venga de visita.
Para obtener más información sobre asteroides y defensa planetaria de la NASA, consulte: www.nasa.gov/planetarydefense.
Para obtener más información sobre objetos cercanos y lejanos a la Tierra, manténgase conectado con ciencia.nasa.gov.