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Daniel Esteban-Fernández habla sobre el desarrollo del satélite SWOT en JPL

Daniel Esteban-Fernández es ingeniero de radar. Desde volar a través de huracanes con sensores de radar (aquí arriba lo vemos posando con uno de los aviones) hasta incubar nuevas ideas para satélites en servilletas de papel, Esteban-Fernández ahora dirige la división responsable de las comunicaciones planetarias y en el espacio profundo, el seguimiento de la navegación y la teledetección activa por radiofrecuencia en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.

Daniel Esteban-Fernández es ingeniero de radar. Desde volar a través de huracanes con sensores de radar (aquí arriba lo vemos posando con uno de los aviones) hasta incubar nuevas ideas para satélites en servilletas de papel, Esteban-Fernández ahora dirige la división responsable de las comunicaciones planetarias y en el espacio profundo, el seguimiento de la navegación y la teledetección activa por radiofrecuencia en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.

¿Fue siempre la ingeniería un sueño de la infancia?

Al parecer, le dije a mi madre que quería ser ingeniero cuando tenía 11 años. Y eso es en lo que me convertí. Estaba muy intrigado por la electrónica. Yo era el tipo de niño que desarmaba los objetos para entender lo que había dentro y cómo funcionaban: radios y cosas así. Ese sentido de la curiosidad estaba allí.

¿Cómo acabaste volando a través de los huracanes?

Durante mi doctorado en la Universidad de Massachusetts en Amherst, construimos un radar de reconocimiento que fue lanzado a través de huracanes por la NOAA [la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica]. El radar estaba diseñado para medir las velocidades máximas de los vientos. Volar a través de un huracán es una experiencia como ninguna otra. He experimentado turbulencias en vuelos regulares, pero aquí las turbulencias se multiplican por 10 o 15. Si sucede algo y te caes: buena suerte. Pero la tripulación y los pilotos son muy profesionales y han estado haciendo esto durante décadas, así que hay que confiar en que todo se hará correctamente. Los aviones en los que viajamos eran aviones de hélice de buen tamaño. Con ellos, pudimos volar directamente a través del huracán, haciendo mediciones todo el tiempo. Intentamos evitar las bolsas de aire con los vientos más fuertes, pero a veces te sorprenden y el avión se sacude como loco. Todo está atado, por una buena razón, pero a veces se ve un lápiz que pasa volando, o el sándwich que alguien acaba de sacar para comérselo. Atravesar la pared del ojo del huracán es la parte más intensa y dramática. Sientes que estás levitando, como si no hubiera gravedad. El avión tira hacia arriba y hacia abajo, sube y baja. De repente, tienes el doble de la gravedad tirando de ti hacia abajo, y luego, al segundo siguiente, sientes que no hay gravedad. A algunas personas esto les produce náuseas, pero tuve suerte y, en realidad, no me molestó. Definitivamente, fue intenso pero divertido.

¿Por qué querías trabajar para el JPL [Laboratorio de Propulsión a Chorro]?

JPL es obviamente muy importante en la construcción de radares. Quería tener la experiencia de construir los instrumentos de radar y luego usarlos, y hay muy pocos lugares donde se puede hacer eso. En la mayoría de los lugares, se analizan los datos o se diseña el instrumento, pero no se trabaja juntando las tuercas y los tornillos. La mayoría de los lugares subcontratan esa parte. Así que JPL es un lugar único, y eso es lo que me atrajo: que también puedes construir cosas.

Daniel Esteban-Fernández desde que empezó a trabajar en JPL
Daniel Esteban-Fernández desde que empezó a trabajar en JPL

Cuéntanos sobre SWOT, el satélite que has ayudado a desarrollar en JPL.

En 2007 o 2008, estaba haciendo bocetos en servilletas de papel con un pequeño grupo de personas para un nuevo satélite que teníamos en mente. Queríamos fusionar dos comunidades científicas y construir un solo satélite para ambas: las que estudian los océanos y las que estudian los ríos y lagos. Finalmente, nuestro satélite obtuvo la luz verde para proceder a su desarrollo y recibió el nombre de Topografía de las Aguas Superficiales y Oceánicas (SWOT, por sus siglas en inglés). SWOT será un paso adelante en términos de lo que podemos ver en los océanos; y ningún otro satélite ha proporcionado tanta información sobre lagos y ríos. Tendrá dos antenas, que son como dos ojos que pueden medir la profundidad y la distancia. Será algo realmente revolucionario.

El satélite SWOT es una actividad conjunta entre JPL y el Centro Nacional de Estudios Espaciales, que es la agencia espacial francesa.
El satélite SWOT es una actividad conjunta entre JPL y el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES, por sus siglas en francés), que es la agencia espacial francesa. La idea de este nuevo satélite que puede estudiar océanos, ríos y lagos surgió por primera vez en 2007 a partir de la “Encuesta de la Década”, que es una oportunidad impulsada por la comunidad para que los científicos e ingenieros expongan cuáles deben ser los esfuerzos científicos más importantes para la próxima década. La NASA pudo seguir adelante con su recomendación y financiarla. Lee más aquí sobre cómo SWOT puede ayudarnos.

¿Cómo se prepara el satélite para las duras condiciones del espacio?

Después de construir las piezas de radar por separado y unirlas, hacemos muchas pruebas. Luego, vamos a un edificio especial en JPL donde metemos el radar en una cámara de vacío. Para SWOT, esto sucedió en medio de la pandemia, por lo que organizar la prueba fue mucho más difícil de lo habitual, en términos de la necesidad de limitar la cantidad de personas involucradas y asegurarnos de que fuera seguro para todos.

Cuando el satélite esté en el espacio, a veces verá el Sol y a veces estará al otro lado de la Tierra, expuesto al frío y la oscuridad del espacio. Tenemos que hacer pruebas para asegurarnos de que el instrumento pueda soportar todo ese rango de condiciones y temperaturas, incluyendo el lanzamiento desde la Tierra y la órbita subsiguiente alrededor de la Tierra.

¿Cómo te sentiste al terminar de construir el radar y luego tener que pasar tu “bebé” a otro grupo para que lo manejara?

Este proceso tiene dos partes. En primer lugar, ver un concepto en papel transformarse en una máquina es simplemente algo fenomenal de observar. Ver cómo los bocetos en servilletas de papel hechos hace 10 años son ahora una máquina enorme es una experiencia muy rica y aleccionadora. Y parte de eso consiste en llegar a la meta, completar todas las pruebas, demostrar que va a funcionar y a trabajar como esperamos, y luego, sí: lo entregas. Esa es la segunda parte del proceso. Se lo entregas al siguiente grupo de personas para que continúe su viaje. Pero, a pesar de que mi trabajo había terminado, todavía me sentía muy bien, porque la mayoría de los integrantes del equipo que construyó el radar pasaron a la siguiente etapa. Es un radar muy complejo y muy sensible, por lo que es importante que el próximo grupo de personas que lo utilicen y lo sometan a pruebas entiendan lo que deben hacer. Por lo general, así es como trabajamos en JPL, para no tener problemas. Esto hizo que mi transición a mi siguiente rol, como gerente, no tuviera ningún tipo de problemas.

Desarrollar y lanzar satélites es increíblemente complicado. ¿Qué sucede cuando ocurre una falla?

Hace muy poco, eso sucedió con SMAP [Humedad del suelo activa pasiva], un satélite que mide la humedad del suelo. Tenía dos instrumentos a bordo que compartían una antena giratoria de seis metros (20 pies), pero alrededor de un mes después del lanzamiento, uno de los instrumentos dejó de transmitir. Afortunadamente, el segundo instrumento, un radiómetro, siguió funcionando junto con la antena. Entonces, la misión general de SMAP pudo continuar.

Cuando ocurre un caso de una falla como esa, suceden muchas cosas: se requiere mucho trabajo para comprender lo que sucedió y si se puede recuperar. Luego hay una investigación completa y se crea una junta de revisión de fallas, y comienzan todos estos procesos. Pero creo que la segunda mejor opción que tenga éxito también ayuda. En JPL somos buenos en eso: no nos quedamos estancados en el pasado, sino que usamos el fracaso para avanzar y tener éxito la próxima vez. Desde los comienzos de la NASA y JPL, el fracaso ha estado en el núcleo de nuestro aprendizaje. Siempre hay más que aprender, y nos tomamos los fracasos muy en serio para mejorar a partir de ellos.

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