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Ceniza y anillos de nubes sobre La Palma

Vista satelital del volcán de Cumbre Vieja
4 de octubre de 2021

Desde que el volcán de Cumbre Vieja comenzó a entrar en erupción el 19 de septiembre de 2021, la mayor parte de la actividad apremiante ha ocurrido en el suelo. Durante casi dos semanas, gruesas capas de lava ardieron a través de tierras de cultivo, carreteras y hogares en la parte sudoeste de La Palma, una de las islas Canarias.

Los efectos atmosféricos de la erupción habían sido menos dramáticos hasta que el Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN) reportó un aumento en la actividad explosiva que comenzó el 2 de octubre. En medio de la actividad elevada, el Espectrorradiómetro de imágenes de media resolución (MODIS, por sus siglas en inglés) en el satélite Terra de la NASA capturó una imagen (arriba) de una densa columna, o penacho, de ceniza que fluía hacia el sur el 4 de octubre de 2021. Según el Centro Asesor de Cenizas Volcánicas de Toulouse, la columna alcanzó 3 kilómetros (2 millas) el 4 de octubre, lo que representa un peligro para las aeronaves en el área. A pesar del aumento en la actividad, los vulcanólogos aún clasifican la explosividad de Cumbre Vieja como “moderada”, un 2 de 8 en el Índice de Explosividad Volcánica.

La erupción no ha sido lo suficientemente enérgica como para inyectar grandes cantidades de ceniza y gases en la estratosfera, donde pueden tener efectos grandes y duraderos en las condiciones meteorológicas y el clima. Sin embargo, ha sido lo suficientemente fuerte como para producir una columna ascendente de emisiones que ayudó a formar el notable patrón en las nubes que se muestra en la imagen de abajo. El MODIS del satélite Aqua de la NASA obtuvo la imagen el 1 de octubre de 2021.

Vista satelital del volcán de Cumbre Vieja
1 de octubre de 2021

La nube en forma de diana fue producto de una columna ascendente de cenizas y gases sobrecalentados conocida como columna de erupción. La columna flotante de vapor de agua y otros gases se elevó rápidamente hasta chocar con una capa de aire más seca y cálida a aproximadamente 5,3 kilómetros (3,3 millas) de altitud, según INVOLCAN. El aire inusualmente cálido que se encontraba encima —una inversión de temperatura— funcionó como una tapa, evitando que la columna volcánica se elevara más. En cambio, se aplanó y se extendió horizontalmente.

Dado que las erupciones volcánicas típicamente tienen flujos y reflujos naturales en su intensidad, los pulsos en el flujo ascendente de la columna volcánica crearon ondas de gravedad concéntricas cuando chocaban contra la inversión de temperatura y se extendieron hacia afuera. Este proceso es similar a la forma en que una piedra que cae en un estanque crea ondas que se extienden hacia afuera.

Imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA por Lauren Dauphin, utilizando datos de MODIS del sistema EOSDIS LANCE de la NASA y GIBS/Worldview. Reportaje por Adam Voiland.